Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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Señoras y caballeros.

¡Compañeros pensionistas!

 

Me gustaría empezar dándoles las gracias por esta invitación a asistir a su reunión. Me siento extremadamente honrado porque se me haya pedido que hable sobre las pensiones en Suecia y Europa. Aunque he pasado mucho tiempo trabajando en asuntos relacionados con las pensiones y, por lo tanto, debería saber un par de cosas al respecto, sigue resultando algo intimidante hablar sobre ello delante de un grupo tan grande de personas con tanta experiencia.

 

Para evitar que me critiquen después, me he permitido asignar a mi discurso este título:

            “Algo sobre el asunto de las pensiones”.

Con la elección de estas palabras sé, gracias a mis conocimientos legales, que las críticas serán algo más leves.

 

Tras esta larga cláusula de exención de responsabilidades me gustaría empezar con mi tema, aunque sería mucho más entretenido hablar sobre pasiones que sobre pensiones. Sin embargo, puede que, a pesar de todo, una pensión sea una condición previa para poder dar rienda suelta a nuestras pasiones cuando nos hacemos algo mayores.

 

Debido a limitaciones de tiempo, trataré algunos principios y cuestiones dando una perspectiva global,  que puede que algunos de ustedes consideren que es demasiado general.

 

En primer lugar, creo – y puedo afirmar con autoridad – que los que nos encontramos hoy aquí pertenecemos a un círculo relativamente privilegiado. Disfrutamos de pensiones razonables por nuestro trabajo el día que pasamos el relevo tras una larga vida en un mundo bastante protegido: el sector financiero.

 

Lo que intento decir es que puede que el nivel de pensiones sea difícil de mantener en el futuro y, lo que tal vez sea más importante, que hay que tener en cuenta muchos elementos, que tendremos que gestionar para que los miembros de nuestras familias no experimenten grandes problemas en nuestra vejez.

 

El punto de partida de una pensión es el sueldo que se cobra. Cuanto más tiempo trabajemos, mayor será la pensión, por lo menos en teoría. Aunque esto es verdad, lo que realmente importa es cuánto tiempo vivamos después de jubilarnos y qué parte de nuestro sueldo hemos apartado para nuestras pensiones.

 

En 1912, cuando Suecia introdujo la pensión por jubilación a partir de los 67 años, puede que esto se considerara una medida para el futuro. Sin embargo, en ese momento, la esperanza de vida era tan baja que esa edad de jubilación, si la calculáramos de nuevo hoy con las cifras actuales, sería de unos 90 años. Por lo tanto, ni siquiera entonces se trataba de una reforma cara, a pesar de que tenía en cuenta el futuro.

 

La investigación que se lleva a cabo actualmente en el campo de la biomedicina, el ADN, la genética y otras disciplinas relacionadas ha llevado a los investigadores a afirmar que ya ha nacido la primera persona que llegará a vivir 150 años. Este hecho abre una nueva perspectiva para las pensiones y la selección de la edad de jubilación.

 

La cuantía de una pensión, por lo menos en teoría, depende de:

-           el número de años que trabajemos, es decir, cuándo empezamos nuestra vida laboral y cuándo queremos jubilarnos

-           la cantidad de nuestro sueldo que asignemos a la pensión

-           los años que vivamos después de jubilarnos

-           la forma en que nuestras pensiones resistan en épocas de una inflación      superior a la que hemos experimentado durante los últimos años de 'baja          inflación'. Piensen en la Alemania de la década de 1920.

 

 

Estos parámetros, es decir: 

a) duración de la vida,

b) número de años en los que se ha trabajado,

c) la cantidad de dinero apartada para la pensión y la forma de gestionar dichos fondos a lo largo del tiempo,

d) el  poder adquisitivo de las pensiones en relación con el aumento de las pensiones,

 

resultan decisivos para el nivel de la pensión.

 

Esto se aplica en la medida en que la pensión se base en un sistema de capitalización en el que se pague algún tipo de prima. La capitalización (o ahorros) es el punto de partida de todas las pensiones privadas de las compañías de seguros y también es un componente decisivo de los sistemas de pensiones laborales de las empresas.

 

Sin embargo, esto no se aplica a varios sistemas generales de tipo municipal o estatal. En éstos, el principal método que se utiliza es el método de asignación, lo que significa que las pensiones se pagan a través de un presupuesto y, por lo tanto, se pagan con los impuestos / las cargas de la población activa. Este sistema también se conoce como pay as you go, aunque creo que este sistema se describiría mejor como pay as you fall.

 

Estos sistemas generales de asignación se están modificando con el establecimiento de un determinado fondo que sirva de amortiguación y / o, como pasa en Suecia, con la transferencia de parte de las pensiones a un sistema de primas que se invierte en fondos. Además, se han introducido normas que regulan que las pensiones deben vincularse al crecimiento económico.

 

La adaptación gradual del sistema de asignación en Suecia significa que todas las personas nacidas a partir de 1938 estarán cubiertas por este nuevo sistema.

 

Wilhelm Lemchen ya les ha proporcionado una descripción detallada de cómo está estructurado técnicamente el sistema sueco. Pueden encontrar una versión completa en el boletín Euroencuentros nº 9 de noviembre de 2004.

 

El sistema sueco ha sido estudiado por mucha gente y se considera como una forma de alejarse de los riesgos de pay as you fall. Desafortunadamente, en la práctica nos ha llevado a una distancia gigantesca entre los aumentos de sueldo reales de las personas en activo y la modesta aplicación del índice de inflación a los pensionistas.

 

– Diapositiva –

 

Esta diapositiva, creada por K.G. Scherman, uno de los arquitectos del nuevo sistema sueco de pensiones, muestra la diferencia en términos reales entre el grupo de los asalariados y los pensionistas durante la década de 1990. En esta distancia, naturalmente, se encuentra el mayor campo de minas a nivel político. En una entrevista concedida recientemente, Scherman declaró: 'Nuestra intención nunca ha sido quedarnos quietos durante décadas mientras otras condiciones totalmente nuevas continúan desorganizando el sistema.”

 

Cada año, aquellos cubiertos por el nuevo sistema (es decir, los nacidos a partir de 1938) recibirán un sobre de color naranja que les informará sobre la pensión que cada persona puede esperar.

 

De golpe, esta información ha hecho que mucha gente (aunque, desafortunadamente, no la suficiente) sea consciente del hecho de que la antigua edad de jubilación nacional no puede cubrir las necesidades básicas y de que cada persona establecer ahorros privados (mucho mayores) para establecer su propia pensión. Y, aún así, con esta contribución privada, seguirá siendo difícil lograr una pensión que cubra todas sus exigencias. Desafortunadamente, se ha demostrado que un 20% de los que reciben este sobre ni siquiera llegan a abrirlo.

 

Un método de contrarrestar la disminución de los niveles de las pensiones es, naturalmente, aumentar la edad de jubilación y prolongar el período en el que hacemos la contribución a nuestra pensión. Por ejemplo, podemos fijarnos en la forma en que Sarkozy está planteando este asunto (que es una medida esencial) en Francia, pero no resulta tan fácil reducir las prestaciones como darlas.

 

Los sistemas de pensiones laborales, de los que formamos parte la mayoría, también están sujetos a cambios considerables. Los sistemas tradicionales, a menudo coordinados con el sistema estatal de pensiones, suelen ser de tipo prestaciones y la cuantía de la pensión no está vinculada de ningún modo al nivel de salario alcanzado justo antes de la jubilación.

 

Este método de cálculo de las pensiones hace que resulte aún más difícil para las empresas / los empleadores hacer una estimación de los costes de las pensiones y que, al mismo tiempo, el sistema sea ventajoso para el empleado mientras la inflación no erosione su valor.

 

La mayoría de todos los sistemas de prestaciones se basan en el nivel de salario en el momento de la jubilación. Muy raramente se les aplica protección contra la inflación, ya que esto resultaría increíblemente caro para los empleadores.

 

Sin embargo, sí se da el caso de empleadores que asignan recursos en forma de fondos voluntarios a los que añaden un porcentaje determinado para, dentro de lo posible, crear un margen frente a la inflación.

 

Ha habido muchos métodos para asegurar las pensiones. Uno de estos métodos consiste en considerar la provisión por pensiones como pasivo en el balance final de la empresa. Una condición previa para usar una pensión es, por supuesto, que la empresa siga siendo solvente durante muchos años y que pueda saldar sus deudas.

 

Un método más atractivo es, por ejemplo, establecer una fundación que asegure las pensiones. Las empresas que utilizan este método y han participado en la gestión de su capital han podido, generalmente, proporcionar voluntariamente un nivel de protección determinado contra la inflación.

 

 Hemos visto muchos ejemplos horribles de empleados o jubilados que, de golpe, han perdido sus pensiones (las del presente o las del futuro).

 

Un ejemplo es el famoso escándalo de Enron, en EE UU. Cuando la empresa quebró, se averiguó que todos sus fondos de pensiones se habían colocado en acciones de Enron que no tenían valor.

 

Otro ejemplo es el de las compañías aéreas de EE UU que fueron objeto de una reestructuración, en las que la partida de pensiones se borró simplemente del balance y todas las obligaciones relativas a las pensiones desaparecieron.

 

El sistema de prestaciones definido para las pensiones laborales se está abandonando progresivamente a favor del sistema de primas. Esta tendencia se ve muy claramente en Europa, con Gran Bretaña a la cabeza.

 

La ventaja del sistema de primas es que la persona que paga la pensión sabe exactamente lo que le cuesta cada año. Sin embargo, el empleado, o futuro receptor de la pensión no conoce la cantidad, ya que las ganancias por el capital pagado controlan totalmente los niveles futuros.

 

Aunque el sistema de prestaciones definido no suele proporcionar ninguna protección contra la inflación, el sistema de primas puede proporcionar una cantidad determinada debido a sus inversiones en fondos.

 

Para los jóvenes que cuentan todavía con 30 - 40 años hasta su jubilación, la colocación del 100% del capital en acciones, algo que nuestra experiencia ha demostrado que proporciona un rendimiento decente con el tiempo, da como resultado unos dividendos relativamente buenos.

 

Sin embargo, como muchos de ustedes entenderán, la incertidumbre es considerable en lo que respecta a la cantidad definitiva de una pensión. Pero lo que sí se sabe es que, según la Directiva sobre pensiones laborales introducida por la UE, todo el riesgo de la inflación recae en los pensionistas con pensiones de prestaciones definidas. Por eso, yo mismo me inclino por las pensiones de primas y las considero un método sólido para el futuro debido a la oportunidad que brindan a las personas de poder tomar decisiones sobre la gestión de su propio capital.

 

La directiva de la UE que he mencionado se ha calculado a partir de unos fundamentos extremadamente teóricos. La provisión de pensiones, es decir, los pagos de las futuras pensiones, debe descontarse según el valor actual basado en los tipos de interés del mercado actual.

 

Si el interés es alto, entonces la deuda será baja. Sin embargo, en caso de tipos de interés altos, podemos asumir que también prevalecerá un nivel de inflación considerable. En otras palabras, los teóricos de la UE han afirmado claramente que, cuando hay inflación, el colectivo de los jubilados se verá afectado, mientras que los trabajadores en activo podrán obtener una compensación en la mesa de negociación.

 

Otro efecto de la directiva de la UE es que hace hincapié en los tipos de interés nominal, de forma que el pensamiento a corto plazo es el impulsor, a pesar del hecho de que los compromisos de las pensiones se extienden a lo largo de períodos de tiempo considerables. Otro problema de muchos sistemas de pensiones, tanto en el sector público como en el privado, es que todavía se usan los cálculos de la antigua esperanza de vida.

 

La media de vida ha aumentado considerablemente durante las últimas décadas y, a menudo, esto no se ha tomado en cuenta a la hora de hacer los cálculos. Por lo tanto, las provisiones para las pensiones futuras están infravaloradas.

 

Teniendo en cuenta los antecedentes que he mencionado anteriormente, las soluciones de pensiones privadas complementarias son esenciales para la mayoría de las personas si queremos que los niveles de las pensiones sean razonables.

 

Desde esta perspectiva resulta problemático que en Suecia, y en otros países, las primas de pensiones privadas puedan deducirse de los impuestos únicamente a un nivel muy bajo. Esto resulta mucho más problemático en países con unos altos niveles de tributación marginal, ya que el coste de los fondos del impuesto sobre la renta puede resultar muy caro.

 

A los gobiernos les convendría verdaderamente facilitar soluciones de pensiones privadas teniendo en cuenta mis comentarios anteriores sobre las limitaciones del sistema nacional de pensiones por jubilación. Necesitamos políticos con ideas innovadoras en este campo.

 

En Suecia, por ejemplo, las deducciones de las contribuciones a pensiones están limitadas a unos 2.000 dólares al año, cantidad que todo el mundo considera ridículamente pequeña en este contexto.

 

Con una esperanza de vida cada vez más alta, un sector cada vez mayor de la población fuera del mercado laboral y con un sistema nacional de pensiones por jubilación que depende de la producción anual, los problemas relacionados con las pensiones se están convirtiendo cada vez más en un tema explosivo a nivel político.

 

En términos generales, a los temas relativos a las pensiones no se les ha otorgado la posición que se merecen dentro del debate político. Sólo porque se trate de asuntos importantes y complicados no podemos dejar de prestarles atención, especialmente porque sus períodos de  cobro y de pago se extienden durante más de 50 años en el caso de una persona que acaba de empezar su vida laboral. Por consiguiente, esta área corresponde a un plazo de tiempo mucho más largo que la mayoría de los asuntos que tratan los políticos.

 

Esto también tiene un interés global, ya que la esperanza de vida media está aumentando en todo el mundo. Además, la investigación moderna en biomedicina plantea retos importantes a la hora de establecer unos cálculos definitivos. Esto, en definitiva, es una razón más para movilizar a los políticos y al público en general.

 

Antiguamente se consideraba que tener muchos hijos constituía la mejor pensión, pero desde que China ha limitado radicalmente la cantidad de hijos por familia, los temas de pensiones también han ganado mucha importancia allí.

 

Por lo tanto, lo que podemos prever para nuestros hijos y nietos es lo siguiente:

-           una edad de jubilación necesariamente superior a la actual y unas pensiones en el futuro que, a un nivel superior, se basen en mayores pagos privados. En la práctica, esto llevará a la generación en activo a posponer su consumo hasta después de su jubilación.

 

Esto, no obstante, no debe percibirse como una amenaza, sino todo lo contrario: hay que considerarlo una oportunidad. Nosotros, los mayores, resultaremos necesarios par el desarrollo de la sociedad y, aunque no estemos trabajando a tiempo completo, ya podemos discernir una reducción de la vida laboral bastante saludable. Puede que les resulte interesante saber que, en  Suecia, las contribuciones a la seguridad social de la empresa se han eliminado o reducido en lo concerniente a los ingresos obtenidos por las personas mayores. Esto tiene varios efectos positivos: aumenta el interés de las empresas por contratar empleados de mayor edad, ya que resulta más barato; se refuerza también el poder adquisitivo del colectivo de los jubilados; y el PNB aumenta gracias a una mayor base de empleo.

 

Respecto a la exigencia de mayores contribuciones privadas de las personas para sus pensiones individuales, por supuesto que es algo lógico que cada persona adopte una mayor responsabilidad en cuanto a sus asuntos.

 

Sin embargo, esta tendencia exige mucho cuidado a la hora de asegurarnos de que las personas que estén demasiado cansadas o “quemadas” no se conviertan en un colectivo de jubilados pobres, por lo que se necesitan pensiones de alta garantía para poder mantener una red de protección en lo que respecta a la seguridad social.

 

Desafortunadamente, las mujeres suelen llevarse la peor parte, ya que: a) la mayoría de las profesiones de mayoría femenina están mal pagadas; y b) porque pierden años e ingresos cuando se encargan de criar a sus hijos.

 

El diseño del sistema de pensiones puede, de hecho, jugar un papel importante en el aumento de la tasa de natalidad que, a su vez, resulta vital para el crecimiento demográfico, ya que afecta a la cantidad de población activa. Todos estos elementos se combinan como si se tratara de un sistema ecológico.

 

Tampoco debe permitirse que el sistema pay as you go nos conduzca a algún tipo de conflicto generacional en el que la parte activa de la población esté en discordia con el grupo de jubilados que ya no trabaja.

 

La diapositiva que les he mostrado sobre el crecimiento de los niveles reales de los sueldos en Suecia en la década de 1990 en comparación con el de las pensiones por jubilación describe la forma en la que apareció la distancia inicial entre generaciones. Si esto no se gestiona de forma adecuada, conducirá a problemas de democracia en el futuro. Por este motivo es esencial llevar a cabo un diálogo abierto y orientado hacia los problemas dentro del debate social que se está desarrollando en toda Europa. Además, los políticos, independientemente del partido al que pertenezcan, no deben intentar evitar estos asuntos, no importa lo incómodos que puedan parecerles.

 

Ya es hora de que estos asuntos pasen a ser el foco de atención, de forma que podamos evitar problemas sociales innecesarios en el futuro.

 

Por último, quiero animar a las personas que trabajan activamente dentro de los sindicatos a que aprendan todo lo que puedan sobre estos asuntos tan complicados. Hay dos razones para ello:

a)     obtener más experiencia en temas de pensiones durante las negociaciones salariales

b)     poder asesorar a los miembros sobre sus situaciones individuales cuando se jubilen.

 

Todo ello puede conducir a que las actividades sindicales obtengan más importancia y a proporcionar una mayor cohesión dentro del grupo en activo.

 

Por último, quiero volver al primer punto. La reforma de pensiones de 1912, si se aplicara en la actualidad, significaría una edad de jubilación de unos 90 años. De nuevo, sabemos que esto es correcto, pero si tenemos en cuenta las cifras demográficas, puede que una edad de jubilación de 75 años no esté muy lejana.

 

Hay muchas señales de una nueva actitud, por lo menos en Suecia. No son demasiado partidarios de aumentar la edad de jubilación por miedo a que la gente tenga menos interés en trabajar durante más años. Por otro lado, se han oído voces que reclaman la introducción de una ayuda fiscal especial para los pensionistas de más de 75 años, a quienes difícilmente se puede obligar a seguir en activo.

 

Creo que, durante la próxima década, oiremos muchas ideas nuevas dirigidas a cambiar la situación actual. Esto se debe a que, en Europa, las bajas tasas de natalidad y de envejecimiento demográfico debido al aumento de la esperanza de vida, nos llevarán a un gran cambio en la proporción de población fuera y dentro del rango de edad laboral, como nos indica esta imagen:

 

                                     imagen –

 

En la actualidad hay más de dos personas dentro del grupo de edad de 15 a 64 años por cada persona que se encuentra fuera de este rango. Sin embargo, a medida que la cantidad y la proporción de los mayores aumentan – que no se compensan con más gente joven ocupando sus lugares –, esta proporción bajará a menos de 1,5 personas en edad laboral en el año 2035 y se calcula que seguirá bajando hasta 1,25 personas en el año 2050.

 

Todas estas cifras pueden darnos miedo, y así debería ser, pero tenemos que recordar que nada es nunca tan bueno como habíamos imaginado, ni tan malo como habíamos temido.

 

Sin embargo, todos podemos hacer mucho para informar a nuestros jóvenes sobre la importancia de los ahorros a largo plazo. ¿Por qué no lo llamamos el nuevo movimiento de las cajas de ahorros?

 

Un ahorro de aproximadamente 10 EUR mensuales desde el nacimiento hasta los 67 años, con un interés acumulado del 6%, proporcionará una pensión de unos 700 EUR mensuales entre los 67 y los 87 años. ¡Vuelvan a casa y trabajen en estos temas!

 

Y, por último, tengan en cuenta esta imagen, que hace hincapié en las diferencias de los ahorros para pensiones individuales entre los distintos países de la UE.

 

                                

 

¡Tenemos mucho que hacer!

 

 

¡Gracias!

 

 

 

 

Sr. Göran Collert