El tema acordado por la Agrupación Europea para su vigésimo aniversario muestra de forma evidente que el desarrollo de una Comunidad Económica Europea, deseada desde el mismo instante en que finalizó la Segunda Guerra Mundial, por los países que tuvieron que sufrir los dos conflictos mundiales tan próximos entre sí, está lejos de ser una realidad.
Mientras que nos disponemos a celebrar el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, un país muy cercano, Ucrania, a causa de su inestabilidad política, nos recuerda que la seguridad del Continente y la paz en Europa siguen siendo, hoy día, un objetivo fundamental.
Construir una Unión Europea para todas las edades significa que el sentimiento de formar parte del espacio europeo, que en veinte años ha pasado de tener doce a tener veintiocho miembros, no debe limitarse tan sólo a los agentes de la política o la economía. Este es, quizá, uno de los reproches expresados más frecuentemente en contra de la institución por parte de todos los ciudadanos que la componen.
Y la cuestión radica precisamente en una Europa « ciudadana », lo cual implica que todos los grupos de edad, desde el estudiante hasta el jubilado, se vean reconocidos en este sentimiento ambicioso, de carácter supranacional, de realización de una comunidad de destino.
Esta Unión Europea para todas las edades debe dirigirse a la juventud mediante una política basada en la educación, tanto a nivel escolar como universitario, sobre todo mediante el refuerzo de los medios concedidos al programa Erasmus, programa de movilidad europea para estudiantes del que 300.000 jóvenes franceses ya se han beneficiado. Asimismo, conviene recordar, en particular en el caso de Francia, la necesidad imperante de promover y revalorizar el estudio a lo largo de la vida.
Favoreciendo la movilidad de estudiantes y aprendices, Europa lucha contra el paro juvenil, aunque para ello sea necesario tener un buen dominio de una o varias lenguas extranjeras.
Construir una Unión Europea para todas las edades supone del mismo modoasociar estrechamente en ella a aquellas personas calificadas de forma pudorosa como «seniors», por miedo a provocar su enfado utilizando el término «tercera edad». Los progresos médicos, en investigación biológica o en nuevas tecnologías son de tal calibre que la esperanza de vida no deja de aumentar desde hace años. Es necesario destacar, y además debemos alegrarnos de ello, que el envejecimiento activo y con buena salud de un número creciente de octogenarios o incluso nonagenarios haya conseguido modificar los esquemas tradicionales del desarrollo de la vida del ser humano en tres grandes etapas: la juventud, la madurez y la vejez.
De hecho, podemos comprobar que la división temporal de estas tres «edades» ha evolucionado mucho en menos de un siglo: la duración media de los estudios es más larga que antaño, lo que supone que la entrada al mundo laboral se haya visto pospuesta. Además, este fenómeno se ha visto acrecentado en los países que sufren de forma prolongada una tasa de paro elevada.
Y, sin embargo, el periodo denominado «de actividad profesional» no se ha alargado. Es más, para ciertos rangos de edad ha podido, por el contrario,incluso disminuir. Y ese fue el caso de Francia en el momento en que la edad legal de jubilación pasó de los 65 a los 60 años y cuando, so pretexto de una crisis económica, los mecanismos de jubilación anticipada fueron ampliamente utilizados.
Por todos estos motivos, los mecanismos de solidaridad intergeneracional, los dispositivos de protección social y la financiación de los mismos se ven modificados hoy día de forma inevitable, e incluso, en ciertos casos, puestos en entredicho.
En materia de jubilación, la situación en los diferentes países de la UE es muy dispar, ya sea en relación con la edad legal de jubilación (si existe una en el país), el número mínimo de años cotizados o incluso el modelo de financiación, por reparto o capitalización. En materia de mercado laboral, la Asamblea General 2013 de la Plataforma AGE emitió una serie de recomendaciones al respecto, entre las que se encuentran:
«Aumentar la edad efectiva de jubilación mediante medidas que tengan como objetivo combatir el paro de larga duración en el caso de las personas adultas,en vez de retrasar la edad de jubilación obligatoria, luchando así contra el paro juvenil».
O dicho de otro modo: privilegiar la duración efectiva de las cotizaciones frente a la edad legal de jubilación, la cual con el paso de los años ya no permite obtener una pensión «máxima» como consecuenciadel retraso en la entrada al mundo laboral.
Está claro que una armonización en este campo sería beneficiosa, como en muchos otros, con el objetivo de materializar ese sentimiento de pertenencia que evocaba al comienzo de mi discurso.
La esperanza es la base de una Europa más próxima a los ciudadanos, tengan la edad que tengan, en oposición a una Europa identificada como demasiado «tecnocrática» por los mismos ciudadanos que le reprochan estar demasiado alejada de sus problemas reales.
Construir una Unión Europea para todas las edades implica también restaurar la confianza de 500 millones de europeos hacia sus instituciones: es una lástima constatar el poco interés mostrado hacia las próximas elecciones europeas, así como el desconocimiento por parte de la mayoría de la población en lo referente al papel y al funcionamiento del Parlamento Europeo o de la Comisión.
Así pues, es indispensable implantar una auténtica pedagogía europea para todos los ciudadanos, con el objetivo de combatir las reticencias o los prejuicios hacia las instituciones presentes.
Para que esta información sea eficaz, debe hacerse llegar de la manera más cercana posible a los ciudadanos.Una acción que intenta llevar a acabo nuestra agrupación cuando, cada año, entrega a la Plataforma AGE el fruto de sus reflexiones y la lista de sus recomendaciones, en el marco de convenciones temáticas.
El impacto de la crisis económica que estamos viviendoy de la que quizás todavía no hemos conseguido salir, será muy importante para todos, pero todavía más para aquellas personas mayores que viven en una situación precaria, al igual que para los jóvenes que buscan constantemente empleo. Esta situación, que puede generar tensiones entre las distintas generaciones, debe evitarse a toda costa mediante la implantación de un pacto intergeneracional, conforme a las conclusiones presentadas el año pasado en Tosa de Mar por parte del Grupo de Estudio y Trabajo de la Agrupación Europea.
Por ello, instamos a nuestra Agrupación Europea de Jubilados de Cajas de Ahorro a que siga mostrando, 20 años después de su creación, la misma fuerza de reflexión y propuesta, defendida a nivel comunitario por la Plataforma AGE y asentada a nivel nacional o regional en el seno de las instancias representativas de las cuales nació.
Michel Pageault Presidente de la Federación Nacional Francesa de Jubilados de Cajas de Ahorros