Este año, el lema del encuentro de los Jubilados de las Cajas de Ahorros Europeas era "La crisis financiera y las personas mayores". La situación actual en muchos países, desafortunadamente, no es buena. La crisis financiera obliga a muchas personas mayores a vivir en la pobreza. Además, la generación joven carga con prestaciones privadas adicionales para su pensión. Hay que luchar mucho por los pensionistas.
Como todos los años, hemos conocido el país y su gente, el patrimonio cultural y las costumbres locales del país anfitrión. Todas las mañanas, los seis autobuses arrancaban puntualmente en el Hotel Marriott para ir a los lugares de las excursiones. El primer día visitamos con nuestra guía Lina, la cual hablaba maravillosamente alemán, la ciudad de Lisboa. Pasando la Plaça do Comercio y la calle peatonal Rua Augusta se llegaba a Belem. Visitamos el Monasterio de los Jerónimos y su claustro y dimos un paseo junto al rio Tajo hasta llegar a la Torre de Belem y al Monumento a los Descubrimientos. En la Confeitaria dos Pasteis compramos los deliciosos pasteles de nata de Lisboa. Cruzando el Puente del 25 de abril, al otro lado se encuentra el monumento de Cristo, llegamos a Évora que es famosa por su catedral, el Templo de Diana; la Iglesia San Francisco y la Capilla de los Huesos. El lunes cruzamos el segundo puente famoso de Lisboa, el Puente Vasco da Gama, que fue construido con motivo de la Expo. Pasamos por Setúbal, la tercera ciudad pesquera más grande de Portugal y Palmela, lugar de la Orden de los Jacobinos, hasta llegar a la Sierra de Arrábida que se encuentra tierra adentro. En una visita panorámica, y atravesando una región montañosa cubierta de bosques, pudimos disfrutar de una vistas espectaculares de la costa y la de la boca del rio Sado situado en el Océano Atlántico. En Azeitao visitamos la Bodega José María da Fonesca que fue galardonada en varias ocasiones. El martes, nuestro destino era Fátima, uno de los lugares de peregrinación más importante de la iglesia católica. La historia de Fátima como lugar de peregrinación comenzó el 13 de mayo de 1917 cuando, en una colina, la Virgen María se les apareció a tres pastorcitos: Lucia, Jacinta y Francisco. De camino a Batalha vimos los 14 cruces de piedra en el borde de la carretera que simbolizan la Viacrucis. El Monasterio de Batalha fue construido en estilo manuelino a finales de la Edad Media y fue declarado en 1983 Patrimonio de la Humanidad. Vale la pena visitar la abovedada de estrella, la capilla funeraria de la familia real y la capilla situada en el lado este de la iglesia, la cual nunca fue terminada. Con el frio metidos en los huesos, nos dirigimos rápidamente a Nazaré y enseguida salió el sol. Destacan los secaderos colocados en la playa. Las mujeres colocan el pescado que capturan los pescadores en los secaderos con el fin de secar el pescado al sol. Tras la comida, nos dirigimos a la ciudad y fortaleza de Óbidos. Paseamos por las callejuelas medievales; visitamos la Iglesia Santa María revestida con azulejos típicos de Portugal y probamos la Ginga, un licor de cereza agridulce. Una visita panorámica, a lo largo de la Costa de Estoril, nos llevó al siguiente día al Cabo da Roca, el punto más occidental del continente europeo. Visitamos Estoril y Cascais. Además de esto, vimos la Boca del Infierno. Cuando el mar está movido, la espuma de las olas salpica hasta llegar al mirador que está a veinte metros de altura. En nuestra última excursión, visitamos el Palacio Nacional de Queluz, edificio rococó del siglo XVIII que imita el estilo Versailles y que fue residencia de verano de la familia real. También visitamos la ciudad de Sintra con sus preciosos parques y espléndidos castillos. El encanto del país anfitrión, Portugal, estaba presente durante todas las excursiones. Queremos dar las gracias por el calor y la amabilidad de nuestros amigos portugueses y recordamos con gran alegría los fados que se cantaron de forma espontánea. Nos vemos el próximo año en la Costa Brava.