Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

PUBLICACIONES

Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 16



Desde las primeras líneas de mi primer editorial pienso en nuestro amigo Pepe, quien durante diez años, en este mismo lugar, nos ha hecho partícipes de su humanismo, su entusiasmo, sus convicciones, sus reacciones y sus inquietudes de cara a la actualidad. Llamado a sucederle en el Euroencuentro de Olbia soy consciente del peso de las responsabilidades que me atañen de ahora en adelante con el fin de continuar su labor. He aceptado esta misión en atención a la gran intimidad que compartimos a lo largo de muchos años; afectuosamente él me llamaba: “mi hermano mayor”.

Pepe nos ha dejado en herencia una esperanza inquebrantable en la construcción de una Europa social y humana al servicio de los ciudadanos. Una Europa para todas las edades, anclada firmemente en la defensa de los más desfavorecidos y particularmente de las personas mayores. No olvidaremos el carisma, la voluntad, la abnega-ción que dedicó al desarrollo de la misión europea de la Agrupación creando el Grupo de Estudios y de Trabajo (GET) y buscando relaciones complementarias con AGEPLATFORM, la plataforma europea de las personas mayores en Bruselas. 

Es a través de esta herencia como encontramos la fuerza de voluntad para proseguir su obra. 

Porque ahora más que nunca es cuando debemos creer en Europa. Una Europa desacreditada hoy en día, una Europa a la que se quiere hacer culpable de una crisis de la que no es en absoluto responsable. Una Europa que ha sido escogida como cabeza de turco por los “políticos” dispuestos a atribuirle el origen de la debacle financiera de la Unión. 

Tenemos que creer y defender esta Europa si queremos continuar construyendo un espacio social comunitario, capaz de proteger a los ciudadanos más afectados por la crisis mundial. En este difícil contexto económico, político y social tendremos que superar importantes desafíos porque la crisis financiera mundial es ya una crisis económica y social, y las “redes” de protección social destinadas a las personas mayores corren el peligro de ser insuficientes. Una gran parte de la población a lo largo de la Unión Europea ya sufre las consecuencias masivas de esta crisis, y las ONG comprueban día a día la vuelta a la pobreza de los ciudadanos más frágiles y la reaparición del empobrecimiento en las personas mayores. 

Esta crisis, que golpea a las economías europeas, encuentra sus orígenes en el “fundamentalismo del mercado” y su simultaneidad con los rigurosos planes puestos en marcha en varios países europeos, pesa sobre la economía y plantea con cierta intensidad un problema mayor: ¿Cómo mantener los derechos del hombre en un periodo de crisis?

La crisis económica actual no debe ser utilizada por los gobiernos como un pretexto para liberarse de sus obligaciones en materia de derechos del hombre, ya que incluso en plena crisis, deben esforzarse para evitar cualquier involución de los derechos socioeconómicos. Deben salvaguardar la protección social de los más amenazados, aquellos que ya estaban marginados por la sociedad antes de la crisis, sobre todo los niños, las mujeres y las personas mayores. 

Debemos continuar con la construcción de una Europa solidaria, sólo capaz de permi-tir a nuestro “viejo continente” que vuelva a encontrar su equilibrio. Solidaridad internacional, solidaridad intergeneracional para escuchar a los más desfavorecidos. Este es el “credo” que les propongo con respecto a la acción de la Agrupación Europea, ya que esta visión de Europa es la que Pepe nos ha dejado en herencia.

Jean Claude CHRÉTIEN