SISTEMA DE PROTECCIÓN.
Examen político de la situación italiana
Introducción
El aumento de la esperanza de vida y la mejora de la salud de las personas mayores son grandes éxitos del reciente desarrollo económico y social de Europa. El debate sobre el envejecimiento de las sociedades europeas se ha basado hasta ahora casi exclusivamente en el aumento del gasto destinado a las pensiones, la dependencia de los mayores, etc. sin abordar los cambios cualitativos que se deben realizar en las estructuras económicas, sociales y políticas. Los debates “cuantitativos” también son importantes pero, demasiado a menudo, dan una falsa imagen de los mayores, a los que se presenta como un lastre para la sociedad y a los que no se reconoce su importante contribución al sistema de la seguridad social y la ayuda que ofrecen a los más jóvenes a través de sus rentas y de su tiempo. Desde este punto de vista, basado en el aspecto intergeneracional, la adecuación de las pensiones no sólo resulta importante para los mayores sino también para el conjunto de la sociedad.
Por tanto, el “Método Abierto de Coordinación” debe, en vez de ser un simple ejercicio interguernamental, convertirse en un proceso más democrático en el que participen de forma activa las partes interesadas como lo son las organizaciones de mayores y jubilados.
Somos los primeros en sostener que es necesario llevar a cabo una seria reforma del sistema de protección en Italia. No obstante, hasta que no nos atrevamos a contemplar de forma responsable unas medidas adecuadas que tengan en cuenta la mayor esperanza de vida y el estancamiento demográfico, todos los proyectos estarán condenados al fracaso, entre los tímidos intentos de chantaje de grupos de presión de todo tipo, y con ellos todos los planes para “promover un elevado nivel de protección civil”.
Política del Bienestar
En Italia, la situación relativa a las políticas del bienestar todavía está en fase de estudio y de cambio. Un factor que influye en esta situación es el cambio radical del gobierno salido de las últimas elecciones. De hecho, las diferencias existentes en la actual mayoría provocan que el proceso de reforma, ya aprobado por el gobierno anterior, esté siendo objeto de nuevas revisiones y se deba someter a una nueva negociación con las partes sociales que ya debería haberse producido antes de la primavera de este año.
Esta negociación debería referirse principalmente al sistema de pensiones, motivo de preocupación de muchos sectores de jubilados a causa de las imprudentes noticias publicadas en algunos periódicos sobre la homogeneización y abolición de los llamados 'privilegios injustificados'.
Por otra parte, el sector de la asistencia también está en movimiento y también engloba el tema de la discriminación. Por tanto, nos encontramos en una situación en suspenso que no nos permite expresar con exactitud el estado del asunto. Las asociaciones de jubilados, de cualquier categoría, se quejan sobre todo de la escasa atención que los organismos políticos prestan a estos asuntos y de que las organizaciones sindicales se niegan a colaborar al no reconocer nuestra actividad y valor de representación.
Fondos de pensiones, ¿qué puede significar la armonización?
La reorganización del sistema de protección es uno de los 12 puntos del documento por el que el Gobierno ha obtenido el visto bueno de todos los líderes de la Unión. Hay previstas tres directrices: aumento de la edad de jubilación y actualización de los coeficientes de reevaluación, eliminación del escalón y fusión de todas las entidades de prevención en el INPS.
Dicho así, parece que esta nueva reforma no afecte a los que ya están jubilados. En realidad, como ya se ha propuesto, junto con el estudio para una armonización 'ex post' para los antiguos fondos de protección englobados en los últimos años en el Fondo Laboral empleados INPS, entre los cuales se encuentran también los Fondos de las Entidades Públicas Crediticias, que ahora son objeto de una gestión especial, se llegaría a la creación de un Fondo INPS en 2010. Además, para estos Fondos, el gobierno podría pedir una ligera reducción de la prestación social con fines solidarios.
Por otra parte, no debemos olvidar que según algunas disposiciones legales concretas, todos los Fondos existentes deberán, antes del 31 de diciembre de 2007, adecuarse a las normas dictadas por la reforma Amato a través de decretos. Estos fondos ya están sometidos a un proceso continuo de equilibrado que no permite que las pensiones se adecúen por completo a la dinámica de los precios. Tanto es así que la prolongación de la subdivisión en franjas de pensiones tiene por efecto un equilibrado que se reduce del 100% al 90% y al 75% y conlleva una constante disminución del poder adquisitivo. Algunos cálculos indican una disminución considerable del poder adquisitivo en 10 años.
Pero no es el único problema al que nos tenemos que enfrentar, también tenemos la posición asumida por las entidades bancarias con respecto a sus Fondos complementarios. A este respecto, la situación se ha ido agravando como consecuencia de las fusiones, incorporaciones, etc., que han provocado la constitución de los nuevos organismos bancarios.
Es natural que estas nuevas empresas tiendan a racionalizar los distintos tipos de sistemas de protección propios que han heredado pero quizá sea menos natural que tiendan a eliminarlos utilizando el sistema de la “aportación individual”. Se trata, en este caso de una visión por parte de la empresa un poco distinta de una problemática social como es la protección.
En el pasado, la empresa se adhirió a la constitución de los Fondos y firmó acuerdos con las organizaciones sindicales con las que, en muchas ocasiones, asumió una responsabilidad directa, incluso mediante garantías de cumplimiento de las prestaciones. Hoy, parece que este compromiso ya no cuenta con su visto bueno, la tendencia actual consiste en dirigir, mediante el sistema de las “aportaciones individuales” precisamente, a los inscritos en el fondo que todavía están en servicio a nuevas formas de protección basadas en los Fondos de capitalización personal completamente separados de cualquier tipo de relación con la dinámica salarial y a la de los precios relacionados y sólo a la rentabilidad de la gestión del mismo Fondo. En lo referente a los jubilados inscritos, la 'aportación individual' se calcula según las tablas de supervivencia y por tanto la suma resultante es inversamente proporcional a la edad del jubilado. Es cierto que no se puede obligar a nadie a participar en estos planes, pero en realidad se merma la potencialidad económica de los Fondos y por tanto y en igual medida, la certeza de la galanía del desembolso, hecho avalado también por la actitud de las empresas con respecto a su responsabilidad.
Se trata por tanto de reflexionar sobre la función social de las empresas en relación con sus propios empleados, de no considerar los compromisos de este tipo como independientes del desarrollo empresarial ni como generadores de costes en lugar de beneficios y por tanto desviados a gestión de carácter asegurador del Grupo que, en ese caso, podrían generar beneficios al sistema.
El objetivo de esta breve exposición, es demostrar el verdadero significado de la palabra “armonización” en el sentido de la política aplicada al problema de la protección. Ya hace tiempo que todas las partes implicadas empezaron a acusar al sistema y a cuestionarse su sostenibilidad. Nosotros, por nuestra parte, no afirmamos que no existan problemas a este respecto, pero dichos problemas no son sólo responsabilidad de los que durante años han trabajado y han contribuido en beneficio del sistema vigente en su momento ni de los que ya estaban jubilados (solidaridad intergeneracional). Hoy en día no se puede privar a los jubilados de los derechos adquiridos, no se puede hablar de “privilegios injustificados” sino que se debe llevar a cabo una reforma que garantice a los actuales trabajadores una existencia tranquila en su jubilación, no se puede crear de repente un retroceso del estilo de vida, es necesario realizar una gestión consciente de los nuevos instrumentos de protección de forma que no se produzcan desequilibrios como ya
ha pasado en otros países.
Los costes de esta nueva visión de la protección son, naturalmente, mayores que en el pasado ya que a la forma obligatoria, que mantiene sus ingresos disminuyendo la prestación, se debe añadir la protección complementaria a través de los fondos de las empresas o de categoría y la protección individual. Todo esto debe ir unido, en cualquier caso, a una forma de certitud sobre el resultado para no desnaturalizar su tarea.
Franco Salza