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Es evidente que, a menos que se llevara a cabo desde una perspectiva técnica, sería difícil, por no decir imposible, teniendo en cuenta los datos actuales y la situación presente, crear un sistema único.
No es fácil, a no ser que uno sea adivino o vidente, averiguar el modo a partir del cual se podría poner en práctica a escala europea algo que ni siquiera en Francia es fácil de imaginar.
Por tal motivo, el desarrollo de los debates de este Foro demostró que resultaba oportuno plantear el problema para las generaciones venideras. Efectivamente, podemos asegurar que lo que es imposible hoy, no existirá mañana. La HISTORIA de las naciones ha jugado, con mucha frecuencia, malas pasadas a nuestras afirmaciones y ha hecho que nuestras creencias y certezas se desmoronen.
Hacia una jubilación europea. Este tema apareció por primera vez con motivo de la cumbre de los Jefes de Estado celebrada en Lisboa en 2000. Si apostamos, del mismo modo que lo hicieron los participantes de este 10.º Foro, por la posible creación de una jubilación europea, ello nos conduce a plantearnos una serie de cuestiones esenciales:
¿Por qué un sistema europeo? ¿Qué ventajas podemos esperar de él? ¿Cómo llevarlo a cabo?
La entrada en circulación de una moneda única favorece y favorecerá todavía más la movilidad del trabajo. Esta situación inducirá a la búsqueda de una protección social de los trabajadores europeos, para desembocar en una especie de 'pensión social mínima'. Esto es lo que se puede deducir de los compromisos adoptados por los Jefes de Estado en Lisboa.
Es lo que desea el Parlamento Europeo cuando hace alusión a la 'protección social colectiva'.
Hacia una jubilación europea. ¿Están los europeos dispuestos a que sus sistemas de jubilación converjan?
Evidentemente, hoy por hoy, no se dan las condiciones necesarias para llevar a cabo una armonización de los sistemas de jubilación. En primer lugar, la jubilación es una competencia que deriva de la subsidiaridad. Sin embargo, en un futuro más o menos próximo, será necesario, pese a la multiplicidad de los sistemas, buscar un enfoque constructivo del problema, porque la ampliación de Europa constituye un reto para el modelo social europeo en la medida en que la heterogeneidad de los sistemas está llamado a acentuarse cada vez más.
Hacia una jubilación europea. Parece posible si diferenciamos entre fondo y forma (**).
Una armonización en sentido estricto y práctico, (acercamiento a las normas jurídicas) estaría destinada al fracaso. Sin embargo, si consideramos la convergencia como el método mejor adaptado, (búsqueda de un proceso de acercamiento a partir de los sistemas actuales), toda esperanza tiene razón de ser. Actualmente, esta es la opinión de la Comisión de Bruselas. La cooperación ya se ha iniciado y se conoce con el nombre de: 'método abierto de coordinación'. Su misión es la búsqueda de puntos comunes con el fin de encontrar las convergencias que puedan conducir a un sistema europeo, si no único, al menos más coherente y homogéneo.
Sin embargo, resultaría utópico creer en la adopción rápida de un compromiso entre los 15 o los 25 Estados de la Unión Europea, porque las diferencias todavía son demasiado importantes y la jubilación sigue siendo uno de los pilares de la identidad nacional. Ahora bien, para otras cuestiones importantes, que hace 10 ó 15 años parecían irrealizables o incluso utópicas, sí se ha encontrado respuesta. En el campo concreto de las jubilaciones, podemos pensar que la economía se encargará de hacer que se llegue a una concienciación colectiva.
Robert Holzmann, Director del Banco Mundial, estimó por su parte que (cito literalmente): 'Sin una indispensable cooperación estructurada de los Estados miembros de la Unión Europea y una reflexión profunda acerca de la reforma de los sistemas de jubilación, a algunos países les resultará muy difícil respetar los criterios de Maastricht. Por otra parte, la movilidad profesional y geográfica, que se encuentra en su fase inicial, hará inevitable la creación de una pensión social mínima que sirva para que los derechos adquiridos en
un país sigan gozando de validez en otro'.
Algunos estudios y sondeos recientes muestran que la principal preocupación de los trabajadores europeos sigue siendo la garantía de la jubilación y las tasas de sustitución.
Ciertamente, no existe ningún Estado miembro que cuando decide reformar su sistema de jubilación no muestre su preocupación por los intereses de los trabajadores. Ahora bien, más allá de las palabras y de las intenciones, nos damos cuenta de que, en la mayoría de países, los trabajadores son los que sufren los riesgos.La jubilación es un derecho adquirido por el trabajo y no basta con realizar declaraciones comunes en las cumbres europeas:
• Es necesario encontrar el hilo conductor que incluya todos los intereses comunes de los asalariados europeos, que cada vez gozan de mayor movilidad en los mercados europeos también cada vez más abiertos.
• Es necesario encontrar los medios para tomar en consideración sus preocupaciones sociales.
• Es necesario proporcionar a los jubilados seguridad jurídica a nivel europeo.
Hacia una jubilación europea. Es un reto al que se tendrán que enfrentar las generaciones venideras. Pero es únicamente uno de los aspectos de un reto que la Unión Europea debe aceptar para llegar a un modelo social, que es integrante del reto general europeo.
Jean-Claude ChretienVicepresidente de la Federación Nacionaldel Personal Jubilado de las Cajas de Ahorros de Francia
(*) La Caisse des Dépôts et Consignation, es una entidad financiera y de gestión de las Cajas de jubilación, asociada a las Cajas de Ahorro del Grupo financiero EULIA.(**) Reportage.