Señor Presidente, señoras y señores.
Vivimos en una Europa que está dividida en muchos aspectos en lo que a política se refiere. Algunos ejemplos son: el conflicto de Irak, la inmigración, la Constitución Europea.
Todos tenemos suerte de vivir en países democráticos en los que podemos expresar nuestras opiniones. De hecho, España lo ha hecho recientemente y ha conllevado consecuencias no solo en el ámbito europeo, sino también a nivel mundial.
Entre nosotros, entre amigos y colegas, podemos discutir estos asuntos y nuestras opiniones al respecto; pero lo que no podemos hacer, es tolerar que la división política existente nos aparte del trabajo que estamos llevando a cabo para conseguir que todas las naciones que forman parte de nuestra Agrupación consigan una jubilación digna. Pronto, deberemos considerar nuestra postura frente al resto de países pertenecientes a la Unión Europea que, todo sea dicho, todavía está en expansión. Obviamente, no tenemos la extensión necesaria para alcanzar el nivel de cambio deseado. Por lo tanto, cuantos más afiliados seamos en AGE, mejor.
En el reino Unido, y sospecho que pasa lo mismo en el resto de países, el problema es como organizar y fortalecer el poder de los pensionistas. Contamos con un gran número de grupos de pensionistas que necesitan unirse y, cabe decir, que ya están empezando a hacerlo para crear una fuerza política con poder suficiente.
Hay once millones de pensionistas en el Reino Unido que suelen hacer uso de su derecho al voto en una proporción mayor que la población más joven. Ningún Gobierno serio ni ningún partido que estén en la oposición podría ignorarnos si consiguiéramos plantear peticiones razonables y claras. Creo que lo estamos consiguiendo.
La Convención Nacional de Pensiones se reunirá el mes que viene con 3.000 delegados. Para entonces, esperamos haber terminado nuestro manifiesto sobre las pensiones y poder presentarlo ante los miembros del Parlamento en la Cámara de los Comunes el 8 de septiembre ante un gran grupo de presión. De hecho, lo que estamos diciendo es “esto es lo que los pensionistas del Reino Unido quieren y, si nos ignoran, será por su cuenta y riesgo.”
La Convención Nacional de Pensionistas también está afiliada a AGE.
¿Por qué pongo todas mis esperanzas en la Convención Nacional y en AGE? Porque si ellos no son capaces de mejorar las condiciones de los pensionistas, ¿quién lo hará? ¿El Gobierno inglés?
Seamos serios, no podemos esperar que nos incluyan en su agenda puesto que, a sus ojos, nuestros problemas no les parecen tan importantes en comparación, por ejemplo, con el conflicto de Irak. Los Gobiernos de la UE, normalmente, no se preocupan de otra cosa que de volver a ser elegidos. Así que aplazan nuestras preocupaciones para que sean los futuros pensionistas (es decir, nuestros hijos y nuestros nietos) los que los resuelvan.
Entonces, ¿son nuestros antiguos patrones la respuesta? No hay más que plantearse esta pregunta para darse cuenta de que es absurda. Lo único que nos quedan son los sindicatos. En el Reino Unido, el Sindicato de Finanzas y de Industria, del cual soy miembro honorario vitalicio, está apunto de dar el paso hacia la creación de un sindicato más amplio.
Toda esta situación representa un gran peligro a no ser que los pensionistas sean prevenidos de la influencia o del domino de la Caja Nacional.
¿Cómo pueden tener los pensionistas fe en un sindicato que desde su creación hace discriminaciones por la edad? Debo decir que he sido un sindicalista activo durante 50 años y todo este asunto me da más pena que otra cosa.
En el Reino Unido deberemos esperar hasta 2006 para que entre en vigor la Ley Europea contra la Discriminación. Mientras tanto, tendremos que seguir aguantando una discriminación que nadie admitiría en el caso de que fuera por motivos de raza, sexo o invalidez. Por todas estas razones, creo que la respuesta reside en grupos de presión como el NPC (en el caso del Reino Unido) y de AGE en el caso de Europa.
Sólo me queda dar las gracias a nuestros anfitriones españoles. Al mismo tiempo, espero que nuestros respectivos representantes políticos puedan encontrar una solución alternativa a la atrocidad cometida en Madrid, pero quiero que sepáis que estamos con vosotros.
También, querría agracederos que ayer nos proporcionarais el típico clima británico para hacernos sentir como en casa. El año que viene, no os molestéis.
Finalmente, les doy las gracias a nuestros traductores sin los cuales, dada la habilidad para los idiomas de los miembros británicos, nada de esto habría sido posible.
Hasta que nos volvamos a ver, os deseo a todos una feliz vuelta a casa.