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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 21



¿QUÉ EUROPA ESTAMOS CONSTRUYENDO Y QUÉ EUROPA VAMOS A DEJAR A LAS GENERACIONES VENIDERAS?

La Magnífica pintura que utilizamos para ilustrar el artículo de nuestro Amigo Michel Pageault representa el rapto de la joven seductora Europa por Zeus, que se había enamorado de su belleza.

Europa es, de hecho, extremadamente bella y atractiva. A veces tiene actitudes características de su juventud y se deja llevar por situaciones que le pueden conducir a caminos peligrosos y de difícil regreso, como sucedió con el toro de Zeus.

Muchas veces la joven Europa sigue las llamadas de las sirenas a las que se refiere nuestro épico poeta (Luis de Camoões, autor de Los Lusiadas) y se desvía del camino original, con resultados desastrosos para todos, como dolorosamente demuestran las dos devastadoras guerras mundiales y una seria de “pequeñas guerras locales” que se desarrollaron en su territorio en los últimos cien años.

La idea “pura” de los visionarios creadores de la Unión Europea se mantiene viva: crear un espacio libre, de convivencia pacífica, donde todos puedan sentirse seguros y donde puedan crear condiciones de desarrollo humano, en la secuencia de la tradición humanística de este espacio entre Asia y el Océano.

No se pudo apartar la tradición humanística de Europa acentuada a partir del Renacimiento. La solidaridad que compone esa tradición tiene que continuar siendo un factor fundamental de la Unión Europea idealizada en los años de la posguerra. No nos podemos olvidar de que, en nuestro espacio, tuvimos millones de refugiados internos que buscaron en otras tierras la seguridad y la paz que les fue negada en sus tierras de origen. Las persecuciones ocurridas en la antigua Unión Soviética o en la Alemania nazi y en otros sitios llevó a que muchos millones de personas tuvieran que abandonar sus hogares, sus familias y sus bienes y salir en busca de un sitio donde pudieran tener una existencia mínimamente segura.

El flujo migratorio que atraviesa diariamente el Mediterráneo no podrá dejar de tener una respuesta positiva de una Europa que ya sintió esta dolorosa herida hace muchos años. No daremos una respuesta positiva con el levantamiento de muros en las fronteras. Europa tampoco desempeñará su papel con el exacerbamiento de los nacionalismos y, peor si cabe, de los regionalismos.

Desgraciadamente, los dirigentes europeos parecen desorientados y no logran obtener una respuesta común a un problema muy grave que debe ser analizado desde un punto de vista humano o desde un punto de vista secundario. Este problema, una vez más, nos demuestra que los actuales dirigentes no están a la altura de su misión y que se esconden detrás de los procedimientos burocráticos en vez de buscar soluciones de futuro. Deseamos que las próximas generaciones de dirigentes consigan tener la capacidad que tuvieron aquellos que llevaron a la Europa de la Edad Media al Renacimiento.

Desde el punto de vista de la economía, “nuestra Europa” también se dejó llevar por los encantos de las sirenas de Camões y siguió el camino que no se corresponde con nuestros propósitos. La existencia de “paraísos fiscales” en su interior es, desde luego, el mayor contrasentido, pues dan cobertura a negocios ilícitos que están ligados con la guerra, la droga, el tráfico de personas…

Cuando la economía debería estar al servicio de las personas, lo que vemos es que los recursos de los pueblos están puestos al servicio del rescate de bancos y de fondos que están dirigidos por un pequeño número de personas que los utilizan en beneficio propio, o al servicio de los que apoyan a los de su misma “casta”. Siendo ciudadanos de uno de los países del sur de Europa que más ha sentido la “asfixia” a la que los sometieron los especuladores, habiendo asistido a situaciones de verdadero terrorismo social con niños que solo comen una vez al día (comida que les dan en el colegio…) o a enfermos desatendidos porque los hospitales no tienen “presupuesto” para contratar médicos, comprar medicamentos caros o equipos indispensables. Pero rescatamos bancos muy mal gestionados, invirtiendo en ellos millones de euros…

Esta realidad también forma parte del día a día de otros países de la misma zona geográfica, curiosamente de la región que viene dando la mejor respuesta humanitaria al drama de los refugiados…

Una vez más, los actuales dirigentes europeos no han demostrado la capacidad ni la voluntad de dar respuesta al problema de la economía; se pierden larguísimas reuniones de carácter burocrático y de reducida eficacia para el día a día de los ciudadanos.
Repetimos lo que hemos dicho anteriormente – “Deseamos que las próximas generaciones de dirigentes consigan tener la capacidad que tuvieron los que llevaron la Europa de la Edad Media al Renacimiento.”

Pero, ¿no existe esperanza para Europa? – ¡Claro que existe!

Cuando la Unión Europea sea una unión de personas, de culturas, de respeto mutuo, tendremos la Europa soñada por los “visionarios de Roma”.

La única condición es que no intenten imponer valores únicos y unificadores a las personas que tienen una cultura muy rica, desarrollada a lo largos de muchos siglos y que corresponde a su forma de estar en la vida. La historia del siglo XX, sobre todo, nos indica el camino que no debemos seguir. Que así lo comprendan las generaciones venideras. ¡Nosotros depositamos en ellas nuestra esperanza!

Cândido Vintém (Portugal)
Presidente de la Agrupación Europea