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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 19



EL PAPEL DE LAS PERSONAS MAYORES EN NUESTRA SOCIEDAD

Nuestra sociedad es una sociedad de personas mayores: hay muchos mayores pero pocos recién nacidos, ya que las parejas jóvenes tienen cada vez menos hijos. Hoy en día, ser "anciano" es muy diferente de lo que era antes. Los sesentones, que antes eran considerados ancianos, ya no son vistos de la misma forma y, gracias al bienestar general, a unas mejores condiciones de vida, viven con plena energía, a menudo bien integrados en la realidad cotidiana, en el trabajo y en la familia, tanto que su experiencia se ha convertido en un apoyo fundamental para el desarrollo de la sociedad.

Hoy, una persona mayor se presenta más joven, más dinámica, más activa.

La vejez ha pasado a ser la fase más larga de la vida: es una "nueva generación".

Las personas en la franja de edad comprendida entre los 65 y los 80 años gozan de mejor salud que en el pasado y, cada vez más, están también en buena forma psicológica, ya que muestran un comportamiento que antes correspondía a personas entre los 50 y los 55 años.

La que una vez fue la "tercera edad", hoy se puede dividir en dos fases basándose en dos situaciones diferentes: una es la de las personas mayores aún enérgicas y juveniles y la otra es la de los que se encaminan a la "cuarta edad", ya que su estado de salud experimenta una leve decadencia, su movilidad se ve reducida y ya no son capaces de vivir de forma autónoma.

Una gran parte de los que llegan a la edad de jubilación se encuentran en buenas condiciones físicas y económicas y tienen ocupaciones muy variadas, en las cuales, la mayoría de las veces, cumplen un interés pendiente hasta ese momento, un sueño. El periodo de la "jubilación" pasa a ser un tiempo del que disponen completamente y que pueden gestionarse de la mejor manera posible.

Los análisis socioeconómicos ponen de relieve lo útiles que pueden resultar las personas mayores para la sociedad y el papel que se les debería asignar.

La cuestión de las personas mayores es una de las más importantes pero, mientras se valora la productividad, la juventud o el cambio constante de las tendencias y de las modas, no se tiene en cuenta a los mayores, que, a menudo, no consiguen adaptarse tan rápidamente.

Los avances científicos y económicos han dado como resultado una prolongación de la vida, pero es necesario darles una contribución concreta para que puedan aprovechar al máximo estos años "regalados".

Necesitamos una cultura nueva de las personas mayores que considere el aumento de la esperanza de vida como un fenómeno que no se puede comparar con ninguna otra experiencia vivida por el hombre a lo largo de su historia. Las personas mayores tienen que convertirse en protagonistas activos de un futuro que está por construir para sí mismos y para las futuras generaciones y no deben dejarse al margen porque sería injusto e intolerable.

Hay personas mayores que viven su edad con orgullo, por una parte, aceptando tranquilamente los límites y, por otra, convencidos de la riqueza que su edad conlleva. Tienen mucha energía humana, espiritual y cultural, capacidad y competencias que poner al servicio de todos.

Está cambiando la forma de considerar a los mayores. En muchos casos, ha cambiado la forma de verlos, el interés que suscitan. Se entiende que, sin ellos, la vida social pierde mucho en humanidad, se empobrece perdiendo la memoria y los valores del pasado.
La nueva imagen del anciano tiene que alcanzar aún la concienciación general y una participación social que, en parte, el Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional del 2012 no ha terminado de divulgar.

Es necesario colaborar juntos, lograr una unión entre la generación de quien ha concluido el ciclo laboral y la de los jóvenes activos.
Las personas mayores dedican sus fuerzas sobre todo al voluntariado: un sector muy amplio, donde la dedicación se concentra especialmente en el campo social, con actividades desinteresadas, solidarias y gratuitas que aportan un gran beneficio a la comunidad.

Las personas mayores son una auténtica e importante fuente de "energía renovable", son un recurso para la economía y la sociedad. Ser "recurso" significa ser conscientes ellos mismos pero, sobre todo, sentirse reconocidos y valorados por la sociedad.

Pueden colaborar dentro de la comunidad como apoyo a las personas más frágiles, como, por ejemplo, los niños o las mismas personas mayores en situaciones más extremas; pueden aportar una contribución importante en el aprovechamiento de los bienes comunes, desde la cultura hasta el medio ambiente. Pueden participar de forma útil en los museos, bibliotecas o parques y pueden tomar parte activamente en la enseñanza a los más jóvenes de los conocimientos sobre las tradiciones y las competencias vinculadas al pasado.

Las personas mayores también tienen que poder hacerse oír y, sobre todo, sus peticiones deben ser escuchadas en la sociedad y en las instituciones, que deben acogerlas y satisfacerlas en la medida que les sea posible, teniendo en cuenta la grave situación económica que atraviesa la Unión Europea.

Es necesario emprender acciones y programas sociales a favor de nuestros mayores, con el objetivo de promover el apoyo de las responsabilidades familiares, el desarrollo de los vínculos sociales intergeneracionales, la recuperación de las tradiciones culturales ligadas a la experiencia y los recuerdos y la recuperación de las áreas urbanas no utilizadas o infrautilizadas para facilitar la agrupación de la comunidad.

Egidio Ramondetti