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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 19



EL EMPLEO EN ESPAÑA

Hablaremos primeramente de la evolución del paro a partir del año 2011 en el que la cifra de parados según la Encuesta de Población activa del cuarto trimestre la estableció en 5.273.600, acercándose la tasa de paro al 23 % (22,85 %, el doble de la media de la Unión Europea). La tasa de paro juvenil rozaba el 50 % (48,60 %). El empleo destruido en España desde el cuarto trimestre de 2007 era de 2.669.400 empleos y el porcentaje de trabajadores temporales alcanzaba el 25 % uno de los más elevados de la Unión Europea.

La Tasa de Paro final de 2012 alcanzó la cifra de 5.965.400 (el 26 % de la población activa española) según el INE.

El aumento del paro en 2012 desbordó las previsiones del gobierno sobre el gasto en subsidios de desempleo. Hasta abril de dicho año el gasto ascendía a 10.721 millones de euros, un 3,64 % más que el mismo período del año anterior.

En el primer trimestre de 2013, el paro consiguió su peor cifra, superando por primera vez la cifra de 6.200.000 parados.

Si nos trasladamos a la antigüedad, concretamente a la Edad Media, el problema del desempleo como se entiende hoy aún no existía, había desocupados, no obstante, a la persona que no trabajaba se la tenía por holgazana o vagabunda. En su libro Idle Hands (Manos ociosas), el Profesor John Burnett explica que hasta el siglo XIX muchos analistas ingleses identificaban a los desempleados principalmente con los inadaptados y trotamundos que dormían a la intemperie y deambulaban de noche por las calles.

El descubrimiento del desempleo, tuvo lugar a finales del siglo XIX o principios del XX. Se formaron comisiones gubernamentales especiales para estudiarlo y resolverlo, como la Comisión Selecta de la Cámara de los Comunes británica para tratar la “Consternación por la falta de empleo”, de 1895. El desempleo se había convertido en una epidemia.

La concienciación de este problema aumentó drásticamente, sobre todo después de la primera guerra mundial. Esta contienda había eliminado el desempleo, pero a principios de los años veinte, el mundo occidental experimentó una recesión tras otra, lo que culminó en La Gran Depresión, que desde 1929 zarandeó las economías industrializadas del mundo entero. Tras la segunda guerra mundial, muchos países tuvieron un nuevo auge económico y el desempleo disminuyó ostensiblemente. Por eso, es permisible decir que el origen del problema actual del desempleo se remonta a mediados de los años sesenta. El mercado laboral sufrió otro descalabro como consecuencia de la crisis petrolera de los años setenta. Como consecuencia de la gran informatización se produjeron grandes despidos. El desempleo ha comenzado a propagarse incluso entre el personal administrativo, que en el pasado se consideraba seguro.

Existen cuatro tipos fundamentales de desempleo: Estructural; cíclico; friccional y monetario. En economías periféricas y en sectores que sufren períodos de baja y alta actividad (agricultura, hostelería, ….) puede considerar un quinto tipo, el desempleo estacional.

El desempleo estructural corresponde técnicamente a un desajuste entre oferta y demanda de mano de obra. Esta clase de desempleo es más pernicioso que el estacional y el friccional, además no depende del tiempo sino de la capacidad de absorción de fuerza de trabajo que tiene el capital constante, cuya acumulación promueve un aumento de la productividad de la fuerza de trabajo y un mayor desempleo estructural.

Las características principales que advierten de un desempleo de tipo estructural son:

  • Desajuste sostenido entre la calidad y características de la oferta y la demanda.
  • Desadaptación del conjunto de los actores económicos respecto a la economía externa a incapacidad del mercado interno para paliar esa diferencia.
  • Obsolescencia gráfica de un modelo productivo determinado.

Desempleo cíclico: Este tipo de desempleo ocurre cíclicamente, coincidiendo generalmente con los ciclos económicos y sus consecuencias pueden llevar a países con instituciones débiles a la violencia y finalmente la desobediencia civil. Un caso de desempleo cíclico ha sido la crisis mundial de 1929.

Desempleo friccional: El desempleo friccional, por rotación y búsqueda, y el desempleo por el desajuste laboral, debido a las discrepancias entre las características de los puestos de trabajo y de los trabajadores, aparecen aun cuando al número de puestos de trabajo coincida con el número de personas dispuestas a trabajar. Se refiere a los trabajadores que van de un empleo a otro para mejorarse. Su desempleo es temporal y no representa un problema económico, es relativamente constante.

Desempleo estacional: Es aquel que varía con las estaciones del año debido a fluctuaciones estacionales en la oferta o la demanda de trabajo. Se habla de desempleo estacional, por otra parte, para referirse al que se produce por la demanda fluctuante que existe en ciertas actividades, como por ejemplo la agricultura.

Desempleo de larga duración: Se considera parado de larga duración a la persona inscrita como demandante de empleo, de forma ininterrumpida, durante un periodo superior a un año.

Desempleo abierto: Son personas que no trabajaron durante la semana de referencia, buscaron activamente un empleo, es decir, realizaron acciones concretas para obtener un empleo y estaban disponibles para trabajar de inmediato. No tener trabajo; buscar activamente trabajo y estar disponible y dispuesto a trabajar.


POLÍTICA FISCAL Y EMPLEO

La forma en que la política fiscal afecta al empleo es un tema complejo, por lo que es necesario sopesar cuidadosamente los efectos de incentivo y desincentivo que conlleva la intervención del sector público. Por ejemplo, un sistema de prestaciones por desempleo bien diseñado no solo brinda una importante red de protección a la población, sino que, además, permite a los trabajadores dedicar más tiempo a la búsqueda del empleo más productivo. Sin embargo puede al mismo tiempo, prolongar la duración del desempleo, lo que tendría efectos secundarios sobre el potencial de producción de la economía, porque los trabajadores que se encuentran en una situación de desempleo de larga duración experimentan una depreciación de su capital humano.

Las posibles desventajas de las prestaciones sociales se observan con más claridad en sus efectos sobre la oferta de factor trabajo. Con frecuencia se menciona el pago incondicional o ilimitado de prestaciones por desempleo como uno de los principales factores que desincentivan la búsqueda de empleo.

Las últimas estadísticas nos muestran como el empleo turístico en España aumenta un 5,8 % durante el segundo trimestre del año 2014. La tasa de parados en este sector se sitúa en 9,2 puntos por debajo del promedio de la economía nacional que se situó en el 24,5 % en el segundo trimestre del año. Hace un año, esta tasa nacional se situaba en el 26,1 %.

La cifra de ocupados vinculados al sector aumentó un 5,8 % entre marzo y junio hasta superar los 2,2 millones de trabajadores, 123.105 más. En el segundo trimestre supusieron el 12,8 % del total del empleo en la economía española. Las actividades turísticas contaban con 2,6 millones de trabajadores en activo, cifra en 2,9 % superior a la de hace un año, con 74.045 activos más.

El empleo turístico en los archipiélagos sigue siendo la clave en sus economías ya que el 24,7 % en Canarias y el 26,2 % en Baleares del total de ocupados trabaja en turismo, por encima de la media nacional que está en un 12,8 %.

DOMINGO PEREZ AUYANET
Presidente Asociación de Jubilados de la Caja
Insular de Ahorros de las Islas Canarias