Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 14



El pasado mes de abril el Comité Ejecutivo de la Agrupación Europea nos sorprendió con una invitación a Cantabria. Pudimos descubrir una España desconocida para nosotros con numerosos lugares hermosos, y gozamos de un clima extraordinariamente agradable para esta época del año. Aquella caja de vino, que Pepe López le prometió a San Pedro para que hiciera buen  tiempo, resultó ser una inversión estupenda, ya que únicamente cuando la mayoría de los participantes se marcharon, empezaron las lluvias; así que “desgraciadamente” no pudimos estrenar los paraguas obsequiados. La naturaleza de Cantabria nos ofrece una variedad multicolor de prados y bosques, hermosas playas, acantilados y barrancos, y como colofón, magníficas montañas de cumbres nevadas.

El lema de este Euroencuentro, en el que participaron 480 pensionistas de 8 países europeos, fue “la discriminación económica de los mayores”. Para iniciar la Asamblea General, los distintos representantes de los países expusieron su presentación sobre este tema. Descubrimos que en algunos países de Europa, las personas mayores se hayan muy desatendidas por sus gobiernos. Lo escaso de sus pensiones a penas da para pagar la calefacción o hacer frente a los gastos diarios. Mucha gente ha perdido la fe en sus dirigentes. Resolver estos importantes problemas y superar estas situaciones insostenibles será siempre una constante lucha para nuestra Agrupación.

El Dr. José Manuel Pérez Gómez, ponente invitado, explicó durante su intervención que para poder cumplir con la misión en la vida de cada uno, son necesarios una actitud y un comportamiento vital positivos, al igual que una gran iniciativa propia. Por otro lado, los miembros de la Asamblea aprobaron en Santander la adopción de un nuevo nombre para nuestra agrupación. Ahora nos llamaremos GEPCB. Grupo Europeo de Pensionistas de Cajas de ahorros y Bancos. ¡Muchas felicidades!

El primer día de nuestra estancia, acompañados de nuestra muy competente guía Lourdes, fuimos a visitar Santander, capital de Cantabria. Nos explicó que durante el incendio devastador de febrero de 1941, se destruyeron más de 40 calles, y la catedral del siglo XIII sufrió grandes desperfectos. La ciudad fue reconstruida con avenidas anchas y magníficas, hermosos rincones y parques, y su catedral fue erigida de nuevo, en cuya cripta reposan los restos del escritor y erudito santanderino Marcelino Menéndez Y Pelayo.

Por la avenida de hermosas vistas de la Reina Victoria llegamos a la península de la Magdalena, sobre la que se edificó en 1912 el palacio de verano del rey Alfonso XIII. Hoy en día alberga la Universidad de verano. En los bonitos alrededores del palacio, encontramos un mini zoo con lobos marinos y pingüinos, y la reproducción de las carabelas. En la parte norte de la península, se extiende la fantástica playa del Sardinero, en una de las más hermosas bahías del mundo, con su paseo marítimo, sus terrazas, el gran Casino y por supuesto, nuestro hotel “Santemar”. Hacia el este, llegamos al Cabo Mayor, con su faro y con un monumento natural, el Puente dorado, un puente de roca calcárea de altura considerable que llamó poderosamente nuestra atención.

Con sus más de 600 grutas, Cantabria es conocida internacionalmente como el centro europeo de la espeleología. Visitamos las “cuevas del Soplao”, una de las grutas más importantes a nivel mundial, que se extiende a lo largo de 14 km. Antaño utilizadas como minas, en 1977 se habilitaron  1.500 m para poder ser visitadas. La contemplación de sus estalactitas multiformes, sus estalagmitas, pisolitas, cortinas de piedra, cánulas y formaciones rocosas fue simplemente fantástica y quedamos hechizados por la magia del juego de luces y sombras, y los sonidos.

Tras un descanso reparador, iniciamos el día siguiente, alegremente expectantes ante la próxima excursión. Lo que en su día fueron las minas de hierro en el valle del Pisuerga, constituye hoy el gran parque natural de Cabárceno, donde conviven en semi-libertad cientos de especies procedentes de los cincos continentes. Este parque tiene un elevado porcentaje de éxito en la cría de animales amenazados, como el elefante africano, el tigre o el oso pardo, animal, por cierto, que los visitantes encuentran muy simpático.

Después, atravesamos el puente de San Vicente de la Barquera, de 300 años. Un pueblo típicamente pesquero, que se encuentra situado en la desembocadura del río Escudo. Atravesando la antigua puerta de entrada a la ciudad, subimos a las ruinas del castillo y a la iglesia/fortaleza de Santa María de los Ángeles, del siglo 13, con un portal románico y tumbas de estilo gótico en el interior. Un dicho popular dice que cuando se abandona la ciudad, al cruzar el puente hay que mantener la respiración y desear algo. ¿Se cumplirán todos nuestros deseos?

El camino nos llevó al día siguiente por numerosos recodos hacia la pintoresca Comillas, que fue en tiempos de Alfonso XII un balneario muy visitado. En la parte este de la plaza Mayor, se extiende el parque junto al palacio neogótico “Sobrellano”  cuyo poseedor fue el margrave de Comillas, Antonio López y López. Éste descendía de una familia muy pobre y emigró a Cuba a los 15 años. Allí contrajo matrimonio con la hija de un naviero, y volvió a España convertido en un hombre rico. Antonio López y López vivió en Barcelona, aunque siempre estuvo muy ligado a su ciudad natal. Hizo que se instalara en Comillas el primer alumbrado público eléctrico de España. También fue mecenas de numerosos artistas. Su yerno, Antonio Gaudí, construyó para él en Comillas un pabellón de estilo arabesco, “El capricho”, con un minarete, sin esquinas en los bordes, con ventanas variadas de marcos adornados con motivos de girasoles. El Capricho fue declarado en 1969 monumento histórico y, tras ser restaurado se convirtió en un restaurante japonés.
bre un montículo que separa la ciudad del mar, se erige el impresionante edificio de la que fue la Universidad Pontificia Arzobispal.

Camino de Suances, pasamos por el cementerio con la escultura del ángel, empuñando una espada, y por el monumento en memoria de Antonio López y López. En esta ciudad nos esperaba una excelente comida en el restaurante El Caserío, con marisco, pescado y vinos espléndidos. Durante el paseo para hacer la digestión, descubrimos sobre los escollos una magnificencia de flores como no se ven en las fotografías. La madre naturaleza había dejado caer allí un manto de flores violetas.

Por la tarde, callejeamos junto a Lourdes por el pueblo medieval de Santillana del Mar, ciudadela que ha sido declarada como monumento histórico artístico. Sobrias en apariencia, las soberbias casas señoriales del lugar nos dan una imagen de la vida de la nobleza española. Un paseo por las calles empedradas nos lleva al ayuntamiento, que en el siglo XIX todavía se utilizaba como cárcel. En el siglo XII fue construida la iglesia donde se encuentran los restos de Santa Juliana. Dicho edificio se configura en 3 naves y posee un altar dorado con pinturas románicas, representando a cuatro apóstoles y la faz de Santa Juliana. El claustro está soportado por dobles columnas, cuyos capiteles describen escenas bíblicas.

El miércoles, Lourdes, ataviada con ropa de caza, nos mostró la ciudad más antigua de la costa cantábrica, la pintoresca Castro Urdiales, rozando la frontera vasca. En 1168 Alfonso VII le concedió el rango de ciudad, conociendo a posteriori un importante auge. Hoy es una ciudad dormitorio, debido a que los precios de la vivienda son aquí más económicos que en la vecina Bilbao. La iglesia de Santa María de la Asunción con su puerta del Perdón fue construida en el siglo XVII, y cuenta entre otros tesoros con el Cristo de Gregorio Fernández y una escultura de mármol blanco representando a la Virgen María.

Inolvidable fue la excursión a Picos de Europa y la travesía por un macizo montañoso, salvaje y majestuoso, de impresionantes cortados y paredes verticales. Ésta es zona de alubias, vino y cerezas. En los extensos bosques de abedules y robles vive el oso pardo, el lobo, el águila real y el halcón, y sus ríos rebosan de salmones y truchas. Los poblados aislados han mantenido hasta hoy su carácter original.

Nuestros autobuses serpentearon por las gargantas de roca, que ofrecían vistas maravillosas del valle del río Deva, camino de Santo Toribio de Liébana. Toribio se encuentra dentro del camino de Santiago, y es junto a Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela uno de los cuatro lugares santos del mundo, en el que el peregrino puede obtener el perdón. En el claustro franciscano se encuentra lo que podría ser el mayor pedazo conservado de la santa cruz, traído desde Jerusalén en el siglo V por el obispo de Toribio. En el siglo XVI los monjes realizaron un recubrimiento en forma de cruz, que pudiera albergar el pedazo de madera, con un agujero en el medio para su culto. El claustro es además famoso por el beato de Liébana, que plasmó el Apocalipsis en forma de miniaturas policromas.

Después, continuamos nuestro viaje hacia Potes, un pueblo pintoresco rodeado de impresionantes montañas. Potes es la capital de Picos de Europa y significa puente. Esta pequeña ciudad vive del turismo, aunque también es conocida por su producción de legumbres, la destilación de Orujo y el vino dulce Tostadillo. Pudimos dar cuenta de todo ello en la comida: cocido lebaniego, con garbanzos y diversas carnes cocidas y para terminar, té de los picos con orujo. Lourdes nos previno sobre los efectos “atómicos” que podíamos sufrir. Así que dimos un paseo por las calles de esta ciudad que es monumento histórico, con sus antiguos puentes, sus casas señoriales, y la Torre del Infantado de su ayuntamiento.

El ejercicio nos hizo bien y pronto seguimos nuestra andadura hacia la estación de los Picos, Fuente De,  a 1000 metros de altura. Desde Parador Nacional, subimos con el teleférico unos de 800 metros de desnivel hacia el Balcón del Cable (1840 metros). Allí nos esperaba un mundo increíble de picos relucientes de nieve blanca. Caminamos torpemente en la nieve bajo un sol reluciente, y no nos hartamos de contemplar tanta belleza.

Esta semana llena de vivencias perdurará todavía largo tiempo en nuestra memoria. Estamos profundamente convencidos de que Cantabria merece siempre ser visitada. Nuestro sincero agradecimiento para el presidente José Roberto López y su equipo.

Esperamos con alegría a que llegue el próximo Euroencuentro y poder volver a ver a todos los participantes de nuevo.

Hasta luego

Ruth Rebert y Christa Saia