Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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El 18% de los italianos tienen más de sesenta y cinco años: todo un desafío para la asistencia sanitaria. Más edad, mejor salud. Es necesario establecer unas políticas sociales eficaces para promover estilos de vida más saludables.

El envejecimiento progresivo de la población en los países industrializados es un hecho consolidado y tan mencionado que ya empieza a sonar casi banal. Sin embargo, se tiene la sensación de que existe el conocimiento de esta situación pero que todavía no se ha afrontado de forma constructiva.  Los datos de que disponemos en Italia nos muestran una población que no solo envejece sino que se transforma y reduce progresivamente a causa del decline de la fertilidad y de la tasa de natalidad, que se encuentra entre las más bajas ntre las midad, que en n e transforma y reduce profre del mundo.  En Italia, el 18% de los habitantes supera los 65 años de edad y las previsiones del Istat estiman que este porcentaje alcanzará el 34,4% en el año 2050. Los mayores de 80 representan hoy en día el 4,3% de la población y en 2050 podrían llegar al 14,2%. De hecho, un aumento de la edad media tiene como consecuencia directa un aumento de las personas que enferman y que sufren patologías crónicas; de hecho, el número de personas mayores no autosuficientes en Italia, a finales de 2004, alcanzaba los dos millones. En mi opinión, cabe destacar que la mayoría de estas patologías no afecta únicamente al sector sanitario, sino a un contexto social mucho más complejo.  No podemos permitirnos perder un tiempo precioso, debemos intentar estimular y desarrollar políticas concretas desde ahora para poder ver los primeros resultados en la próxima generación, la de nuestros hijos.

Cuarto puesto en esperanza de vida en Europa. Mujeres más longevas, pero cada vez más solas…en la vejez

DESIGUALDAD – La asistencia en femenino: mujeres, hijas y personal de servicio cuidan a los hombres, pero casi nunca sucede lo contrario

La salud femenina, aun siendo “delicada”, suele pasar desapercibida. Y sin embargo existen muchos factores que la afectan de forma negativa. Sería necesario prestar  más atención a la salud de las mujeres que, además de vivir más tiempo que los hombres, están expuestas a enfermedades crónicas y consumen más fármacos a la vez que desarrollan un importante papel en las familias ya que se encargan de suministrar unos cuidados adecuados. El Alzheimer es una enfermedad que afecta más a las mujeres, sobre todo después de los 65 años, con una incidencia en el 7,5% frente al 5,2% en los hombres. En este caso, además, las mujeres se ven afectadas también como las encargadas de la asistencia a los hombres. Según el Censis (instituto de investigación socioeconómica italiano) en el 80% de los casos, el que asiste a un enfermo es una mujer. Esto ejerce un fuerte impacto económico y social: a menudo la mujer se ve obligada a dejar el trabajo o a reducirlo para asistir a un familiar enfermo de Alzheimer. Al tratar este problema, por tanto, es necesario hacer un balance de las necesidades de las mujeres, de la producción y comercialización de los fármacos y de la exigencia de ahorro por parte del Servicio sanitario nacional. Aun queda mucho por hacer por la salud de las mujeres tanto desde el punto de vista de la investigación, superando el prejuicio “de género” como desde el de la prevención. La demanda de salud es, típicamente, femenina, mientras que la oferta es más bien masculina, esto podría causar un desequilibrio entre la oferta y la demanda y una asignación no eficiente de los recursos.

 

Asistencia ANOMALÍAS ITALIANAS – El nivel de las prestaciones resulta demasiado desigual entre regiones: es fundamental alcanzar un mayor equilibrio

El envejecimiento de la población que se está produciendo en los principales países industrializados somete a una fuerte presión no sólo a los sistemas de pensiones sino también a los sistemas sanitarios y a los programas de asistencia para las personas no autosuficientes. Italia es el único país en el que el importe del apoyo principal a las personas dependientes (subsidio de acompañamiento) es fijo (450 euros al mes) para todos los perceptores sin graduación alguna con respecto a la gravedad de la minusvalía. En Italia, el importe de dicho subsidio no depende de la renta del perceptor.  Aparte de las iniciativas regionales, que son muy heterogéneas, se impone la necesidad de llevar a cabo una harmonización que garantice de forma efectiva unos niveles esenciales y homogéneos en todo el territorio nacional.

Elementos de reflexión y propuestas para la comparación

Información jurídica – Con base en las leyes vigentes, las personas enfermas, incluidas las afectadas de Alzheimer u otras formas de demencia senil, tienen derecho:
• a la asistencia sanitaria durante todo el periodo (sin límite de duración) de la fase aguda. La hospitalización debe estar asegurada gratuitamente por el Servicio sanitario nacional en hospitales, clínicas privadas, concertadas u otros centros sanitarios;

• a la asistencia socio-sanitaria a lo largo de la fase de estabilidad, también para las personas no autosuficientes. Para la hospitalización (también en este caso sin límites de duración) que debe estar asegurada por el Servicio sanitario nacional y por los municipios mediante las Rsa (Residencias sanitarias asistenciales) o estructuras similares (casas protegidas, etc.) se requiere una contribución económica del enfermo que, si tiene más de 65 años y no es autosuficiente o está en posesión del certificado de minusvalía grave, contribuiría exclusivamente según sus propios recursos económicos personales (rentas y bienes inmuebles y muebles)

a la transferencia de los hospitales, de las clínicas privadas concertadas y de otros centros sanitarios a las estructuras socio-sanitarias (Rsa, casas protegidas, etc.) que debe ser realizado por el Servicio sanitario nacional sin ningún tipo de interrupción de la asistencia.


Propuestas para incentivar la permanencia en el domicilio

a)     Una ley para el derecho a la asistencia domiciliaria:

Como es sabido, es preferible que los enfermos de Alzheimer y los sujetos afectados por otras formas de demencia senil puedan permanecer en su casa o en la vivienda de los cónyuges.  Actualmente, los enfermos no tienen derecho a la asistencia sanitaria a domicilio (sólo está obligado a intervenir el médico de cabecera). Entre los objetivos de la reunión se encuentra el de exigir a Gobierno y regiones la necesidad de establecer una ley que garantice el derecho a las prestaciones domiciliarias en los casos en que se cumplan las siguientes condiciones:


- no existan contraindicaciones clínicas o de otro tipo;

- el sujeto sea consciente y se le puedan suministrar la asistencia médica y de enfermería necesarias así como, si fuera necesario, rehabilitación;

- los cónyuges o terceras personas estén en disposición de asegurar el oportuno apoyo a domicilio y sean idóneos según las Empresas sanitarias locales de residencia;

- se prevean intervenciones de emergencia para los casos en que los cónyuges o las terceras personas dejen de estar en disposición de prestar los servicios de su competencia, incluso cuando surjan casos en los que el sujeto deba ser ingresado en las estructuras adecuadas;

- los costes a cargo de le las Asl o de los municipios no sean superiores a los que les corresponderían en caso de ingreso en estructuras residenciales;

- a los cónyuges y a las terceras personas se les reconozca el papel de voluntariado intrafamiliar y que reciban una cuota por parte de la Rsa a modo de reembolso de los gastos soportados  para  la asistencia domiciliaria, incluidos los derivados de la sustitución de la persona responsable de dicha asistencia por sus encargos personales y familiares (compras, recados, etc.)

b) Centros de día

Por otra parte, sería necesario que las regiones y el Asl instituyeran en cada Empresa sanitaria local al menos un centro de día para los enfermos de Alzheimer  y para las personas afectadas por otras formas de demencia senil de forma que se pueda asegurar a los pacientes las prestaciones necesarias y a los parientes que acojan voluntariamente en su casa el consejo y apoyo pertinentes. Los centros de día deberían asegurar una asistencia de al menos 40 horas semanales (8 horas, 5 días). Los gastos de funcionamiento, incluidos transporte y comedor deberían correr a cargo del Servicio sanitario nacional.

 

Franco Salza