Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 11



Si la piedra da en el cántaro...

…o el cántaro en la piedra, mal para el cántaro. El cántaro somos nosotros, claro está. Y la piedra, el indiscutible y urgente imperativo de ahorro del Estado alemán. Hemos vivido largos, prósperos años por encima de nuestras posibilidades, y sin pensar en las próximas generaciones.

 

Hoy estamos endeudados hasta los ojos. Y nuestros hijos van naciendo con miles euros de deuda. El traslado de Bonn a Berlin, y la ayuda a los nuevos Estados Federados del Este son quizá la más voluminosa, -aunque, ni mucho menos, laúnica- causa.

 

Alemania tiene que ahorrar en todo: en las subvenciones a proyectos o a sectores de la economía, en la gratuidad de las universidades, en personal de administración pública, en la ayuda a los parados y demás prestaciones sociales, en las posibilidades de descontar del líquido imponible..., etc., etc. Y no por venir al final, menos importante: en la ayuda estatal a la atención médica. Para nosotros, los jubilados, con nuestraedad y nuestros achaques, este último campo es muy importante.

 

Claro que los afectados por una exigencia fiscal del Estado se sienten injustamente perjudicados. Pero hay dos clases de “perjudicados“: los que están respaldados por un “lobby“, y los que no lo están. Los grupos fuertes de intereses (grandes empresas o consorcios industriales (por ejemplo, automóvil, químico-farmacéuticos) y comerciales, etc. trabajan en la sombra, invirtiendo sumas no despreciables en lo que con cínico humorismo se ha dado en llamar “cultivo del terreno“. Los contribuyentes, en cuanto tales, no tienen lobby; algunos grupos específicos, sí los tienen; pero rudimentarios en comparación con los primeros, y, consiguientemente, apenas son eficaces.

 

El actual Gobierno (y cualquier otro que hubiera en su lugar),se encuentra frente a la realidad de que una atención médica, tal como el “Estado social“ la venía hasta ahora practicando, es ya imposible (como el Estado social mismo). Los medicamentos tienen hoy precios disparatados. A lo que se añaden los también desorbitados márgenes de ganancias de las farmacias. Los médicos no pueden conceder a los pacientes eltiempo necesario porque las cajas de los seguros no les retribuyen suficientemente. Y además, les ponen un límite en el volumen mensual de receta.

 

 Los costes de los hospitales son altísimos, a pesar de que las cajas de seguros escatiman los días de permanencia y de que la mayoría de los hospitales reducen su personal hasta la absoluta insuficiencia. Todo el conjunto, a costa del paciente, como es obvio. Si se redujera a límites razonables el precio de los medicamentos, se podría hacer frente a las necesidades de los hospitales y de los médicos de cabecera etc. etc. Pero el Gobierno, que teóricamente podría tomar todas esas obvias medidas, no puede en realidad tomarlas. Los lobbys de la industria farmacéutica y de la subsiguiente cadena de venta son más fuertes que el poder público.

 

Y así ha resultado la reforma de la atención médica social. Los precios de los medicamentos siguen intocables; los márgenes de ganancia de las farmacias, lo mismo. Los sueldos de los directores de las cajas de seguros –el que cobra 160.000 euros/año (13.000/mes) es un pobre hombre; 220.000 es el nivel de los “grandes“– siguen igualmente intactos. En Alemania hay 253 cajas estatales. Uno de los objetivos de la reforma era reducir ese número mediante fusiones. Tampoco se ha dado ahí ningún paso adelante. El lobby es el cáncer de los sistemas democráticos (el de los dictatoriales es aún peor).

 

Y gracias a Dios, los cowboys aún no se han atrevido con la “vaca sagrada“ de las pensiones. Pero... “cuando las barbas e tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar“. De momento, nuestra salud lleva camino de hacerse impagable.

Siento, amigos, no poder ser más optimista que años anteriores.

 

 

Eduardo Espert (Bonn)