Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 5



 

A lo largo de los tiempos el hombre se ha comunicado con sus semejantes. Sin embargo, es la comunicación la que ha sufrido las mayores transformaciones a lo largo de la historia de la humanidad. Desde la comunicación misteriosa y efímera de nuestros antepasados de Atapuerca, por ejemplo, pasando por el ágora de los griegos, las tertulias decimonónicas de café, hasta la solitaria de Internet, el hombre ha modificado su comunicación.

 

Antonio Moreno del Castillo

Se pudiera pensar que en la vida de los individuos, como en la de los pueblos, el hecho de comunicarnos entre sí, debiera ser o estar en función del contacto o proximidad. Es evidente que esto no es así; de serlo, nos llevaría a la consideración de que la cercanía implicaría la posibilidad de una fácil y comprensible comunicación de unos con otros.

Nuestro presente nos dice que no se corresponde, ya que la constante cercanía en que estamos no representa el índice igual al grado de comunicación que la proximidad podría inducirnos a concebir.

Se nos pasa el tiempo sin comunicarnos con nuestros vecinos, se nos pasa la vida ignorando a nuestro prójimo, ese con quien nos cruzamos diariamente en la calle, en el portal o le tenemos junto a nosotros en la barra del bar.

Esta incomunicación se agranda y se agrava en el caso de los inmigrantes, 'con papeles' o 'sin papeles'.

Ante este fenómeno social, de extraordinaria importancia para nuestras sociedades, nuestra cultura comunicativa se yergue erizante, se hermetiza y cierra todas las vías de comunicación, de diálogo, de comprensión ante esa extraña injerencia.

Es la paradoja de la comunicación, tan rica en medios y tan pobre en resultados.

No pretendo, en modo alguno, hacer una cuestión moral o psicológica, digo lo que me parece estricta y triste realidad. Entiendo la comunicación como el bautizo que identifica al hombre como ser sociable.

La Humanidad entera debe comprometerse en una necesaria y permanente empresa de comunicación, de diálogo. La comunicación integra no solamente el conjunto de estructuras socioeconómicas y sociopolíticas, sino que sustenta la esencia que hace al hombre lo que es.

Las Asociaciones de Empleados Jubilados y Pensionistas de las Cajas de Ahorro consideradas como pequeñas sociedades, son ejemplo de comunicación.

Dentro de la estructura de estas asociaciones, la comunicación escrita, notas, circulares, boletines, etc., sirven de vehículo informativo de los fines comunes, de los asuntos asociativos, son el proceso de la información social. En las revistas que publican las distintas Asociaciones, sus miembros expresan sus ideas, sus opiniones, sus sentires, en un espíritu enriquecedor de la comunicación.

A través de las visitas a museos, centros o lugares de interés turístico, cultural o recreativos, se busca el hermanamiento, la comunicación entre el tu y el yo, dando vida a comunicación asociativa, en la proximidad, en el contacto humano.

La comunicación, esencia en el ser humano, ha de ser el alimento del cuerpo social, el canal que encauce la vida colectiva entre las Asociaciones de Empleados Jubilados y Pensionistas de las Cajas de Ahorro integradas en la Agrupación Europea. Que así sea y todos colaboremos para conseguirlo.

   

Antonio Moreno del Castillo

De la Asociación de Empleados Jubilados y Pensionistas de CAJA MADRID