Gracias al progreso espectacular de la medicina en los países industrializados, la esperanza de vida de las mujeres y de los hombres no ha dejado de aumentar a lo largo de los últimos cincuenta años, y debemos alegrarnos por ello.
Sin embargo, este aumento del tiempo de vida no es necesariamente sinónimo de “calidad de vida”. Para algunos, la vejez viene acompañada de nuevas afecciones o enfermedades, más o menos incapacitantes, pero cuyo denominador común es: pérdida de autonomía y, por lo tanto, dependencia.
¿Qué medidas se han tomado o qué disposiciones existen en favor de los ancianos, sean dependientes o no, actualmente en Francia?
Se está debatiendo una ley sobre la adaptación de la sociedad al envejecimiento en la Asamblea Nacional de Francia que, en principio, debe entrar en vigor el 1 de enero de 2016. Su principal objetivo es la asistencia a domicilio, que se puede proporcionar a las personas cuyo grado de dependencia no requiera aún el ingreso en un establecimiento especializado, así como la financiación de este servicio. Dicha asistencia también va dirigida a la familia cercana, especialmente los familiares “cuidadores”, ya que se les reconoce el derecho “al descanso”, es decir, se organizan sustituciones y se les otorgan nuevos derechos. En resumen, se les concede un estatus jurídico.
Además de este texto en proceso de redacción, existen ya dos medidas de carácter esencialmente preventivo. Nos referimos, sobre todo, a las medidas de adaptación de algunas instalaciones, públicas o privadas, relacionadas con las exigencias de la tercera edad, especialmente en cuanto a accesibilidad.
El aspecto fundamental de una acción en favor de la ayuda a las personas mayores es, como ya hemos mencionado, la asistencia a domicilio. Es necesario propiciarla siempre que sea posible, ya que la demandan la mayoría de las personas. Esto implica que se debe cumplir una serie de condiciones; en particular, adaptar la vivienda, hacerla accesible y mejorar la ergonomía de sus instalaciones (adaptar la cocina y los cuartos de baño).
La ayuda a domicilio supone una mayor autonomía, pero esta autonomía también debe lograrse fuera del domicilio, mediante la organización de encuentros que promuevan la socialización y gracias a la proximidad de consultas médicas y paramédicas, también accesibles, así como a la existencia de medios de transporte adaptados, tanto en zonas urbanas como rurales.
La prevención también se lleva a cabo en el campo médico. La detección sistemática y temprana de nuevas afecciones, como la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad), por ejemplo, permite limitar sus efectos y facilitar el tratamiento.
Asimismo, se debe promover la actividad intelectual en todas sus formas, del mismo modo que la actividad física, por simple que sea, siempre que sea posible. De hecho, se ha demostrado que el mantenimiento de la actividad intelectual y física permite retrasar la aparición de síntomas como los relacionados con el Alzheimer.
Michel Pageault
