Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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La crisis financiera, nacida en Estados Unidos y causada por la impericia de los organismos prestamistas y la sofisticación extrema de los productos financieros, ha contaminado el conjunto de los sistemas bancarios y ha provocado pérdidas abismales, obligando a los Estados a intervenir masivamente.

Estas intervenciones están llenas de consecuencias. Los planes de rigor adoptados por todos los países europeos no van a ser dolorosos sólo socialmente, sino que también van a ser arriesgados en el marco económico a causa de las medidas de austeridad sin precedente. Y se puede comprobar hoy en día: la recuperación es laboriosa, la tasa de crecimiento débil y el paro elevado.

Tanto en Francia como en los demás países de la Unión Europea la crisis ha aumentado y ha puesto de relieve el colosal endeudamiento del país y las consecuencias sobre las finanzas del Estado, obligándolo a subir impuestos y a recortar presupuestos, así como también a diferir algunos de los grandes proyectos, sobre todo el que está ligado a la dependencia. El impacto sobre la protección social y el eco que ha tenido entre las personas mayores preocupan sobremanera al conjunto de organizaciones que se movilizan por aquellos que, debilitados por la crisis, entran en un proceso de empobrecimiento poco visible pero muy real. Se debe de tener en cuenta que el mínimo por vejez, 700 euros al mes aproximadamente, que reciben 600.000 personas está por debajo del umbral de pobreza (900 euros). Este subsidio concedido en general como un complemento a una jubilación escasa, es incluso la única fuente de ingresos para 70.000 personas, según las estadísticas del Ministerio.

La crisis financiera ha destruido los grandes proyectos. La reforma de la dependencia prometida por el Presidente de la República parece haber sido enterrada. Y, sin embargo, es urgente. El envejecimiento de la población ha hecho estallar las patologías relacionadas con la edad. Desde principios de los años 80, ha aparecido en Francia una nueva categoría de edad y un nuevo problema público: el de la dependencia de la cuarta edad. El continuo aumento de la esperanza de vida, del orden de un trimestre cada año, provoca un aumento acelerado de las clases de edad más elevadas, y el número de personas que no puede ocuparse de ellas mismas aumenta a un ritmo de casi un 1% anual. Los diferentes subsidios existentes no son suficientes para cubrir el coste de la dependencia para las familias que, por otro lado y es el caso de algunas de ellas, se ven duramente afectadas por el paro. Es absolutamente necesario constatar los efectos perjudiciales que esta crisis interminable tiene sobre la solidaridad intergeneracional.

Este gran campo de trabajo sobre la dependencia ha movilizado a muchos actores repartidos en cuatro grupos y deben trabajar los siguientes temas:

Sociedad y envejecimiento

Retos demográficos y financieros de la dependencia

Acogida y compañía de las personas mayores

Estrategia para la cobertura de la dependencia de las persones mayores

Los jubilados se han visto asociados a las reflexiones y propósitos, y sobre todo aquellos que se adhirieron a la Confederación Francesa de los Jubilados (Confédération Française des Retraités, CFR) cuyos trabajos se nos presentan a menudo, porque nuestra Federación es miembro del Consejo de Administración.

La crisis financiera, por lo tanto, ha inducido al Gobierno a aplazar las medidas que debían permitir acompañar dignamente a las personas mayores dependientes. Esperemos que se trate de un aplazamiento corto y no de un abandono puro y duro.

En un país donde los gastos de salud crecen más rápido que la riqueza nacional, era de esperar que se tomaran medidas correctoras dolorosas para evitar el hundimiento de un sistema que muchos países nos envidian. Medidas muy mal recibidas en tanto en cuanto en un período de crisis y con el encarecimiento de los bienes básicos indispensables,  en muchos hogares (sobre todo en los de las personas mayores) deben renunciar a cuidarse correctamente.

Una serie de medidas con respecto al reembolso de algunos medicamentos y al aumento del coste hospitalario, sin hablar del rebasamiento de honorarios que se han duplicado en 20 años, dan ya la razón al sentimiento general de una medicina con dos velocidades que ha aparecido insidiosamente en el paisaje de la Medicina. La liberación progresiva de la Seguridad Social es una espada de Damocles encima de la cabeza de las Mutuas de salud obligadas a paliar las insuficiencias del régimen general. En este clima lleno de consecuencias para estos organismos, el Parlamento adoptó en septiembre del año 2011, en el marco del plan de economía presupuestaria, la ley presentada por el Gobierno para aumentar la tasa sobre los contratos de seguros (TCA), pasando de un 3,5% a un 7%. ¡Recordemos que hasta el año 2010, los “contratos responsables y solidarios” propuestos por los complementarios de la salud estaban totalmente exentos de esta tasa en los contratos de seguros! Pero la crisis manda, y los poderes públicos calcularon que esta tasa reportaría 1.100 millones de euros como contribución suplementaria en año pleno…

Con el anuncio de esta medida inicua, la mutua francesa reaccionó vivamente porque su presidente consideraba que imponerles tasas a las mutuas era lo mismo que imponerles tasas a los hogares, ya que el aumento de las cotizaciones sería inevitable. Todos los expertos en salud están de acuerdo en que esta medida tendrá efectos perjudiciales en la Salud Pública. Esta presión fiscal cada vez mayor obliga a las personas modestas a elegir garantías menos protectoras, y excluye a otras, ya que su poder adquisitivo se ve tremendamente afectado por el coste de las cotizaciones. Hoy en día se estima que entre 4 y 5 millones de franceses, y entre ellos un gran número de personas mayores, han renunciado a un seguro complementario de salud, la mayoría de las veces por razones de presupuesto.

En este contexto de austeridad presupuestaria, la ley de finanzas del 2012 empeora todavía más la factura fiscal de los particulares. Entre todas las medidas destinadas a saldar el déficit del Estado, la más drástica afecta a la congelación del baremo del impuesto sobre la renta. El resto de impuestos se quedan igual que los del 2010, y habrá un efecto mecánico de aumento del número de hogares imponibles, y entre ellos personas mayores que por la fiscalización de sus ingresos, perderán un gran número de exoneraciones, y verán su pensión de jubilación sujeta a la contribución social generalizada (CSG).

El impacto de la crisis financiera sobre las personas mayores es evidente. Los ámbitos relativos a la protección social que les hemos presentados demuestran que para ellos, se ha sustituido el plan de la felicidad por el plan de rigor…Esperemos que en este año 2012, año Europeo para el Envejecimiento Activo, se tomen medidas importantes para que nuestra sociedad permita a las personas mayores vivir con dignidad.

 

Jean-Yves MARTIN