Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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En primer lugar quiero saludar a todos los participantes de este Euroencuento que se encuentran en Lisboa, nuestra bonita ciudad que tan bien sabe acoger a sus amigos y visitantes.

Como ya ocurrió en los siglos XIX, XVII, XVI o XIV, Portugal atraviesa una vez más una crisis cíclica.  Algunas de estas crisis fueron dramáticas y llevaron incluso a la pérdida de la soberanía nacional.

La situación actual es, para nuestra generación, mucho peor que las anteriores, porque es más global y porque simplemente, ¡estamos envueltos en ella!

Durante más de una década, nuestros gobernantes, políticos, universidades, medios de comunicación, bancos y otros actores sociales crearon en nosotros la idea de que podíamos vivir sin el pasado, que los “yuppies” traían en sí el futuro de este país, que la bolsa sustituiría la producción agrícola e industrial y que, por lo tanto, podíamos vivir el futuro alegremente, hipotecándolo, claro.

A partir del 2008 empezamos a sentir algunos efectos en nuestra vida cotidiana pero todavía no conseguíamos tener consciencia, ya que los nuevos hábitos de vida no eran todavía cuestionados.

A finales del 2010, los portugueses despertamos hacia la cruda realidad y empezamos a sentir que, de hecho, el "paraíso consumista prometido" estaba en cuestión.

No perdemos, formalmente, la soberanía pero tenemos una “gestión controlada" que aprieta, en particular, la vida de las generaciones de edad más avanzada. Estas siempre tuvieron hábitos de vida muy poco ligados a las “aventuras” antes citadas. Creemos que esos hábitos serán la “reserva moral” que nos permitirá sobrevivir como personas con derecho a la felicidad.

Sin embargo, estas generaciones, sin haber sido las causantes de las distorsiones, tienen ahora que apoyar financieramente a sus hijos y nietos para sobrellevar las situaciones de desempleo, de enfermedad o de sobreendeudamiento. Tenemos aquí, una inversión del concepto de solidaridad intergeneracional.

En referencia a las últimas medidas adoptadas, las reformas de los pensionistas del régimen general (CNP) y del régimen estatal (CGA) sufrieron en 2011, un recorte de casi el 50% en la paga de Navidad.

Durante el 2012, así como en los años venideros, no se efectuarán 2 pagas y se aumentará la tasa del impuesto sobre la renta. Esto conducirá a una reducción de más del 20% de la renta de los jubilados. Se está reduciendo el poder adquisitivo de manera drástica.

Esta situación tendrá menor impacto en los jubilados de la banca porque, a pesar de que sus Fondos de Pensiones han sido “nacionalizados”, estos seguirán recibiendo los pagos anteriormente citados.

Como caso particular, más grave e injusto, señalo el de los jubilados del banco al que pertenezco (Caixa Geral de Depósitos). Nuestro Fondo de Pensiones también fue “nacionalizado” en el 2005 pero no percibiremos estas pagas porque somos considerados como funcionarios públicos y no como trabajadores de la banca (por lo tanto, el régimen aplicado no podrá ser el mismo que para los otros trabajadores de la banca).

Con las restricciones financieras existentes, el Estado ha reducido en gastos. Uno de los sectores que más se ha visto afectado es el de la salud. Desde hace algunos años asistimos al cierre de Centros de Salud, a la extinción de servicios médicos en pequeños hospitales del interior y, sobretodo, últimamente, a la falta de apoyo en los costes de algunos medicamentos, así como en el transporte no urgente de enfermos a hospitales.

Sabemos que las personas de mayor edad, con menor poder económico, son los que más recurren a estos servicios, dado su aislamiento y debilidad social. Por lo tanto, son los primeros en sufrir las consecuencias, dejando de ir al médico e, incluso, dejando de comprar y de tomar los medicamentos.

Con preocupación asistimos a un aumento del fenómeno de la aparición de cuerpos de personas de edad avanzada muertos hace ya algún tiempo en sus casas, sin que nadie les haya echado en falta.

Portugal es un país típicamente amigo del orden, sin grandes rupturas sociales, marcado aquí y allá por dramáticos episodios de violencia.

Hasta el día de hoy, a pesar de todas las dificultades económicas, podemos decir que no existe un clima de inseguridad preocupante. Existen latentes algunas tensiones sociales y, probablemente, el efecto más importante en las personas de edad es el aumento de la tasa de suicidios.

Hay algunas noticias de robos a personas mayores pero las cifras están dentro de lo considerado como normal. Es en el seno familiar donde asistimos a un aumento de la violencia contra las personas mayores.

En octubre 2010, el Observatorio Nacional de Salud portugués publicó un estudio que reveló que el 40% de las casas portuguesas están consideradas como "frías". Si consideramos el bajo nivel de ingresos de las personas mayores y las formas de construcción tradicionales, concluiremos que este es todavía otro factor estructural en el cual se sienten dificultades mayores.

Las dramáticas consecuencias de las situaciones descritas empiezan a ser visibles. En febrero, durante tres semanas consecutivas, murieron en Portugal casi 3000 personas mayores. Históricamente, la media de óbitos rondaba las 1800 (casi el 60% del valor de febrero). Como causas probables se apunta al frío o a una irrupción de gripe. Mientras tanto, el Ministerio de Salud investiga…

Las generaciones de edad más avanzada ya atravesaron momentos muy difíciles, sobretodo durante el periodo de la Guerra Civil española y de la II Guerra Mundial, con racionamiento de alimentos también en Portugal. Por lo tanto, podemos decir que los hábitos de vida con dificultades y el recurso a la imaginación para superar las mismas, forman parte de su génesis. En los tiempos que vivimos, como he dicho, esto es una plusvalía importante para hacer frente al futuro. Mientras tanto, existen límites mínimos para la supervivencia.

Portugal es también un país solidario. Existen ejemplos magníficos de solidaridad intergeneracional y social como los que nos traerá nuestra ilustre invitada (Drª Isabel Jonet). El Banco Alimentar Contra el Hambre y todas las instituciones que forman parte de su universo llevan la comodidad, los alimentos, la solidaridad y la integración social a miles de personas, en particular a niños, deficientes y personas mayores.

Las Misericordias, fundadas hace más de 500 años, también desempeñan un papel importante de integración social y de acompañamiento de personas mayores.

Vemos como por todo el país nacen asociaciones de solidaridad social interesados por los problemas de las personas mayores.

Está será una de las vías a profundizar para que nuestras generaciones más mayores se sientan queridas por todos, sin olvidar el papel fundamental que el Estado debe asumir en la defensa de los menos reivindicativos.

Nuestro país tiene casi 900 años de historia y siempre ha sabido superar todas las dificultades, incluso la pérdida de la soberanía.

Tenemos la esperanza de que nuestras personas mayores, así como nuestros niños se vean beneficiados una vez superada esta dura fase. Sin duda, la “experiencia de vida” será muy importante para la preparación de nuestro futuro.

 

Muchas gracias.

Cândido Vintém (Presidente de ANAC – Portugal)