Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 7



Las pensiones pasan por una crisis en el Reino Unido. En este artículo examinaremos las razones para ello. Lo primero que hay que tener en cuenta para entender la naturaleza de la crisis es que el Reino Unido depende más de las pensiones promovidas por convenio empresarial que, probablemente, cualquier otro país de la Europa continental.

Las pensiones estatales del Reino Unido son, en general, menores que las pensiones equivalentes en los países europeos del mismo nivel. En general, dichas provisiones estatales de baja cuantía se ven ampliamente complementadas por las  pensiones que pagan las empresas. Estos fondos de pensiones complementarios pueden ser de dos tipos: en unos el capital  lo aporta íntegramente la empresa, y en los segundos el trabajador paga una parte del capital. En la Trustee Savings Bank,  los trabajadores no teníamos que contribuir a estos fondos de pensiones. La Caja pagaba el total del capital, así que las pensiones dependían de nuestro salario en el momento en que nos jubilábamos. Estos planes se conocen con el nombre de planes sobre el salario final o planes predeterminados. Se llaman así, predeterminados, porque los trabajadores saben con antelación cuál será su pensión. Es decir, a la hora de la jubilación el trabajador no tiene que llegar a ningún acuerdo con la empresa, ya que su contrato laboral especifica que su pensión será un importe determinado que sólo dependerá de su salario a la hora de jubilarse. Por lo tanto, es el empresario el que asume todo el riesgo. El otro tipo de pensión en el Reino Unido, muy común, es lo que se llama Money Purchase (cuya traducción literal es compra de dinero). En este caso, el dinero que se invierte en el plan de pensiones a lo largo de la vida laboral proviene tanto de la empresa como del trabajador. En el momento de la jubilación, el trabajador utiliza el fondo acumulado para comprar lo que se denomina una anualidad, y el capital acumulado deberá canjearse antes de los 75 años. La desventaja de este tipo de plan es que su rentabilidad depende del valor del capital en el momento en que se canjea por la anualidad, ya que es un tipo de fondo de pensiones que cotiza en bolsa. Otra desventaja es que, a diferencia de las pensiones sobre el salario final, este tipo de pensiones no es hereditario. La inversión desaparece en el momento de la muerte del pensionista, por lo que es el trabajador el que asume todo el riesgo.

Un buen número de las empresas más importantes ya no ofrecen los planes sobre el salario final a los trabajadores de nueva contratación. Y algunas empresas también han eliminado dichos planes en el caso de trabajadores que ya trabajaban en la compañía. Las empresas han sustituido los planes sobre el salario final por planes del tipo Money Purchase, con lo que han reducido sus aportaciones de forma considerable. Según los sindicatos, la reducción llega hasta las 40 £ (unos 60 ) semanales.

Las razones esgrimidas para eliminar los planes sobre el salario final son, más o menos, las siguientes:

1) Los pensionistas viven más tiempo (más sanos, pero no más ricos), mientras que su vida económicamente productiva se ha acortado, a lo que hay que añadir unas cifras de natalidad cada vez más bajas.

2) El ministerio de Economía ha ido eliminando los privilegios tributarios de los fondos de pensión mediante lo que se llama el impuesto sigiloso. Se le denomina así porque, aunque representa una cifra anual de 5 billones de libras (unos 7,5 billones de euros) que van a parar a las arcas del gobierno, este impuesto no provocó la protesta que merecía en su momento porque apareció cuando la mayoría de los fondos de pensiones tenían superávit gracias a los enormes intereses que se habían generado. El fondo de nuestra Trustee Savings Bank tenía un superávit tan grande que la Caja no había tenido que aportar dinero al fondo durante muchos años, ni tenía que hacerlo hasta el año 2015. Esto es lo que llamamos “las vacaciones de las pensiones”.

3) La caída de la bolsa en los últimos años.

4) Un nuevo requisito contable que establece que cualquier superávit o déficit de un fondo de pensiones debe aparecer en el informe anual de Pérdidas y Ganancias. Anteriormente, los empresarios podían intentar cubrir sus pérdidas en los fondos de pensiones a lo largo de un período más amplio, pero ahora las pérdidas se reflejan en cada ejercicio, lo que afecta negativamente a la imagen de la empresa.

5) Otros problemas para los fondos de pensiones británicos surgirían en caso de que el Reino Unido entrara en la unión monetaria europea.

Muchas de las grandes empresas estaban ansiosas por eliminar los planes sobre el salario final, por lo que han utilizado las razones anteriormente mencionadas como excusas. Por ejemplo, la Lloyds TSB eliminó dichos planes hace tiempo. Y a medida que se generan los debates debido a la crisis, la especulación sigue aumentando.

Dos titulares recientes de periódico nos sirven para mostrar la especulación originada por la crisis: “Las compañías de seguros se enfrentan a la ruina al aumentar nuestra esperanza de vida” y “Los trabajadores tienen que ahorrar más para conseguir buenas pensiones”. Se habla de aumentar la edad de jubilación de 65 a 70 años e incluso de trabajar hasta los 72 años para obtener una pensión adecuada. Pero esto es difícil de imaginar cuando las grandes empresas están despidiendo a los  trabajadores de más de 50 años. La Lloyds TSB ya ha anunciado que en 2002 pretende despedir a 5.000 empleados.

Aunque gran parte de este artículo se refiere al Reino Unido, algunas cosas son comunes a la mayoría de los países  europeos. De hecho, la esperanza de vida de estos países es mayor que la del Reino Unido. Hasta el momento hay pocos indicios de que el gobierno británico tenga alguna idea en cuanto a cómo tratar el problema. Aquellos que asistieron a la conferencia de nuestro Euroencuentro en Alicante seguramente se acordarán de las excelentes ponencias de los expertos. El profesor Alan Walker, de Inglaterra, dijo que el problema no reside en que vivamos más años, ya que es un triunfo de la ciencia, de los avances médicos, de la higiene, la sanidad, etc. El problema consiste en que la sociedad acepte una vida más corta en lo que respecta a la productividad económica. Los gobiernos no pueden decir que no se les ha avisado. A medida que este debate origine conclusiones, será interesante ver el efecto que dichas conclusiones causarán en la opinión pública británica en lo que respecta a una mayor integración en Europa. Si esto significara un perjuicio mayor para el creciente número de pensionistas británicos, los grupos que están a favor y en contra de una mayor integración manifestarán su opinión en un referéndum. Habrá gente que dirá que estas diferencias son suficientes para quedarse fuera. Otros dirán que la solución consiste en integrarse en Europa y asegurarse de que las diferencias en las estructuras de las pensiones en el Reino Unido sean conocidas por la mayoría de nuestros socios europeos. A medida que el gobierno de Tony Blair va engrasando la maquinaria para asegurar el “sí” en el referéndum que ha prometido, será interesante ver cómo intentan conquistar a los pensionistas británicos. Lo que está claro es que tendrán que esforzarse más si quieren persuadir a los pensionistas, que siempre votan en mayor número que la gente joven. Aunque la mayoría de los actuales pensionistas no se ven afectados directamente por la crisis, todos tienen hijos y nietos que se enfrentarán a un futuro sombrío si estos problemas no se tratan y no se resuelven.

              Barry Ingham (Liverpool)

              Presidente de TSB Retired Staff Association. Región de Manchester