Agrupación Europea de Pensionistas de Cajas de Ahorros y Entidades Financieras

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Índice de Documentos > Boletín Euroencuentros > Número 16



A principios de abril, Cerdeña, isla que se caracteriza por sus diversos paisajes, dio la bienvenida a la Agrupación Europea de Jubilados de Cajas de Ahorros. Nos impresionaron las rocas gigantescas, las playas kilométricas con sus bahías y fiordos, los céspedes y los bosques verdes.

Con gran emoción escuchamos el discurso de apertura de nuestro Vicepresidente Chretien, puesto que nos contó la dura y no exitosa lucha contra una horrible enfermedad que padeció nuestro querido Presidente Pepe López.
“Querido Pepe, tu carácter abierto y amable siempre quedará en la memoria.”
Además de esto, echamos en falta a nuestro estimado Presidente de Honor Pepe Lidón que hace 17 años recibió calurosamente al grupo alemán.

Estamos tristes y recordamos con gran cariño a nuestros amigos.
El Señor Chretien tiene todo nuestro respeto y reconocimiento. Admiramos cómo él y su estupendo equipo de Alicante intentan llenar ese hueco con gran esfuerzo. Le deseamos mucho éxito y esperamos mantener durante muchos años una gran relación de amistad con la Agrupación, ya que todavía nos esperan muchas tareas que debemos superar juntos.

Un aspecto importante es la solidaridad intergerenacional. Esta debe ser fomentada por todos los medíos. La imagen negativa de los mayores tiene que cambiar. Los mayores deben ser aceptados como una parte más de nuestra sociedad. Muchos de ellos están dispuestos a ayudar y apoyar a los jóvenes. Además de esto, debería darse por hecho que hay que honrar a los mayores.
El tema de la Asamblea General celebrada este año era la situación de las pensiones en Europa. Mediante los discursos de los distintos representantes nos dimos cuenta de las grandes diferencias existentes en los distintos países europeos. Superar esta tarea requiere aún muchas horas de debate.

Nuestro domicilio durante esa semana fue el Hotel Geo Village, situado cerca del centro de Olbia, la ciudad más grande de la provincia de Gallera, en el norte de Cerdeña.
La primera excursión con nuestro guía Tiziano, que nos describió hasta el más mínimo detalle su tierra natal sarda, fue la visita a la Costa Esmeralda. Fue un día soleado y durante la excursión tuvimos la ocasión de poder ver las numerosas mimosas florecientes.
A principios de los años 60, el emir Aga Khan, líder rico y religioso de los musulmanes, descubrió hasta la entonces región virgen que se caracterizaba por las costas escabrosas y las playas de aguas cristalinas. Con la ayuda del gobierno sardo, un grupo inversor y un grupo de arquitectos convirtió el bellísimo paisaje en un perfecto paraíso veraniego para los ricos. Los lugares de la Costa Esmeralda desafortunadamente solo son habitados por la alta sociedad alrededor de cuatro meses. Durante estos cuatro meses, la mayoría de las boutiques de lujo abren sus puertas, y en los puertos deportivos, locales exclusivos y restaurantes hay mucha vida. La mayoría de las ciudades están muertas durante el resto de los meses y, por tanto, parecen un museo de pueblos. En Porto Cervo viven durante la temporada baja únicamente alrededor de 200 personas formadas por habitantes, jardineros, personal de seguridad y de asistencia doméstica. En los años 60, gracias a las generosas donaciones, se construyó al estilo sardo la iglesia de Stella Maris. Los bancos están hechos de la madera de viejos enebros, las pilas bautismales son conchas gigantescas de Polinesia. El pequeño órgano procede de Nepal, pero lo mejor es el cuadro Mater Dolorosa de El Greco situado en el altar. Existe una leyenda que narra cómo la iglesia llegó a esta donación. Una chica de la Casa Thyssen estaba muy enferma. Su madre prometió que en caso de curarse su hija donaría el valioso cuadro de El Greco a la iglesia en Porto Cervo. El milagro tuvo lugar y Aga Khan, junto con el cura, pudo recibir este valioso regalo.

Al sur de Porto Cervo, en la Calle di Volpe se encuentra el lujoso hotel con mismo nombre. Se trata de un gran complejo con aspecto de pueblo pesquero. Además, tiene su propio y pequeño puerto deportivo. También se puede acceder a las playas desde ambos lados del hotel.
Nuestro viaje prosiguió a lo largo de la costa, recorriendo paisajes graníticos, zonas húmedas y lagunas. La mayoría de las casas en Cerdeña se construyeron hasta hace pocas décadas con granito. Actualmente solo existen alrededor de veinte canteras de granito en la isla.

En la Calle de la Soledad recorrimos un paisaje montañoso y bosques de alcornoque hasta llegar a Nuoro, pueblo situado en la montaña. Cerdeña produce dos tercios del alcornoque italiano. Nuoro alcanzó una fama mundial gracias a Grazia Deledda que nació en esta localidad en 1871 y que, como única mujer italiana, consiguió un premio nobel de literatura. Escribió novelas, las cuales trataban exclusivamente temas sardos.

Visitamos el Museo Etnológico de Nuoro situado en el pequeño monte Sant’Onofrio. En dicho museo se pueden contemplar casas sardas reconstruidas alrededor de dos patios interiores. En una gran vitrina de cristal están expuestos los valiosos típicos trajes sardos con numerosos bordados. Al lado pueden contemplarse los trajes típicos de carnaval hechos de piel de oveja o las atemorizadoras máscaras de madera que los pastores de pueblos vecinos se ponen para dicha ocasión.
Tras el “abundante y riquísimo” almuerzo en el Monte Spada seguimos recorriendo el bonito paisaje montañoso del Supramonte hasta llegar a Orgosolo, considerado antiguamente el centro de los bandidos. La calle de 1,8 kilómetros de longitud y rodeada por viñedos y olivares fue asfaltada por primera vez en 1998, dado que el gobierno no tuvo ningún interés en explotar este lugar. Orgosolo parece incluso hoy una ciudad oprimente y si no fuera por los famosos murales no llamaría la atención. En casi todas las casas del centro se puede ver algún mural, forma de expresión para denunciar las injusticias globales, políticas y sociales, así como la tutela por parte del gobierno italiano.

Palau, lugar de transbordadores y lugar pesquero, fue el punto de partida hacia el archipiélago de La Maddalena. Las siete islas, con sus innumerables arrecifes y rocas, son restos de un istmo sumergido hace millones de años entre Córcega y Cerdeña. En un día tan estupendo, pusimos con el ferri rumbo al puerto de La Maddalena, la única isla poblada del archipiélago. En forma de curvas casi cerradas, la Strada Panorámica serpentea por entre el peculiar paisaje costero con sus pequeñas y pictóricas bahías, y las escabrosas, debido al viento, rocas de granito que a su vez lanzan tonos rosas al sol. Por el Passo della Moneta, dique de 600 metros de longitud, nos dirigimos hacia la Isla de Caprera. Esta isla de 16 km² está formada en gran parte por granito, además de estar cubierta por pinos altos y plantas y hierbas olorosas. La salvaje belleza conmovió ya a Giuseppe Garibaldi, el cual se estableció aquí en la segunda mitad de su vida. Los italianos honran tanto a su guerrero de la libertad que declararon la Casa Garibaldi en el interior de la isla monumento nacional y, por tanto, se puede visitar como museo. En el antepatio se encuentra un pino centenario, que Garibaldi plantó cuando nació una de sus hijas. Una placa conmemorativa recuerda en el establo a su caballo Marsala que le acompañó en la cruzada de los “mil”. Sus méritos militares hicieron a Garibaldi ya en vida héroe nacional del Risorgimento, de la lucha por la independencia italiana. En el interior de la casa encontramos sillas de ruedas del mismo, pues padeció artrosis. Tras atravesar la cocina y el despacho, se puede ver la cama en la que murió en paz el 2 de junio de 1882. Un camino pavimentado en el jardín conduce a la tumba familiar. Aquí yace Garibaldi en un sarcófago de granito no tallado. A su alrededor encontraron la paz cinco de sus ocho hijos y su tercera mujer Francesca.

Al día siguiente recorrimos la Ribera del Corral en el oeste de la isla hasta llegar a Alghero. El suelo de esta región es muy pedregoso y calizo, y esto supone un gran beneficio para la producción de olivas y vino. Pasamos por grandes cultivos de vid que se cultivan para el Vermentino. Este vino blanco es, además del vino tinto Canonau, uno de los más famosos de Cerdeña.

Nuestra visita por Alghero comenzó en el puerto. El completamente intacto casco antiguo se eleva, protegido de antiguas murallas defensivas y torres medievales, en una península hasta el mar. A cada paso vimos muestras impresionantes de arquitectura catalana. Además, ciudadanos arraigados siguen hablando catalán e incluso las señales están en dos idiomas, italiano y catalán. Esta particularidad proviene de la historia de la ciudad, la cual tenía un vínculo muy estrecho con Aragón durante muchos siglos. Alghero desempeña un papel internacional como ciudad coral. Ahí se pueden encontrar numerosas joyerías y la mayoría de ellas ofrecen la famosa joya brillante de color rojo. Sin embargo, las joyerías tienen prohibido emplear coral de Capo Caccia para dichas joyas, puesto que los corales son una especie protegida desde hace más de veinte años. A través del arco Porta a Mare se accede a la Piazza Civica, repleta de tiendas de ultramarinos de primera calidad, joyerías, bisuterías y tiendas de recuerdo. Al final de la Piazza se alza la fachada clásica de la Catedral Santa María con sus cuatro pilares sostenidos por Portikus. El campanario, con su característica punta de pirámide y cubierta por azulejos, es un monumento característico de la ciudad. La joya de la catedral es el altar mayor de mármol en la Apsis.
En una llanura, a ocho kilómetros al norte de Alghero, se encuentra la necrópolis Anghelu Ruju (3000-2000 a.C.). En 1905 se descubrieron 37 tumbas en su suelo rocoso.

En el salvaje brazal alrededor de Arzachena pueden visitarse numerosas e interesantes tumbas arqueológicas y restos de una civilización procedente de la época nurágica. Las piedras megalíticas de las tumbas colectivas Coddu Vecchiu, realizadas alrededor de 2000 a.C., son tan grandes que en el lenguaje popular se denominan Tombe dei Giganti, tumbas de gigantes. Una pequeña puerta en los sitios principales simboliza el paso de este mundo al más allá.
Al norte de Cerdeña, en la cima de un promontorio rocoso, se encuentra la preciosa ciudad de Castelsardo. El casco antiguo ofrece una vista especial. Las pequeñas casas, vigiladas por una ruina, se asoman a la pendiente sur de una gran empinada columna rocosa de 114 metros de altura. Subimos al centro histórico con sus callejuelas estrechas y pavimentadas, y sus largas escaleras. En un espolón de montaña que se vuelve hacia el mar, domina la catedral San Antonio Abate, construida en el siglo XII y equipada con obras de talla. Además de esto, antes de dirigirnos al restaurante sardo “Masia” para almorzar disfrutamos la espectacular vista que alcanza el estrecho de Bonifacio hasta la isla vecina Córcega.

Una vez que cogimos fuerzas, nos dirigimos a Sassari. La ciudad universitaria, la segunda ciudad más grande de Cerdeña después de Cagliari, se extiende sobre una meseta de piedra caliza en medio de jardines y olivares extensos. Paseamos del Giardino Publico hasta la Piazza Italia en la que se encuentra el gran monumento de Vittorio Emanuele II. Al noreste de la plaza comienza el casco antiguo con sus casas burguesas del siglo XIX y sus palacios de estilo gótico catalán. En el Viccolo del Campanile se alza el coro de la catedral desde la que se accede a la Piazza Duomo a través de las callejuelas estrechas. En esta plaza se encuentra la Catedral de San Nicolás. Su fachada de cal de estilo barroco y muy decorada muestra una abundancia de torrecitas, nichos, estatuas de ángeles y plantas trepadoras. En los nichos velan San Nicolás y los tres patronos por el bien de la ciudad.

La célebre fiesta de despedida del 17º Euroencuentro en la gran sala del hotel, terminó en un ambiente armónico y amistoso. El grupo alemán da la gracias a todos los organizadores. Ellos, a pesar de los tristes acontecimientos, han hecho que este euroencuentro haya vuelto a ser un éxito. Damos las gracias al equipo de Halcón Viajes, en especial a Amparo por su, a veces ajetreo, amabilidad, tranquilidad y serenidad. Además, damos las gracias a Antonio Orts, el hombre para todos los casos. Arrivederci y adiós hasta el próximo año en la tierra de nuestros amigos portugueses.